enero 9, 2020
Todos somos distintos. Cada persona es única. Cada una tiene sus dones, llamamientos y ministerios particulares. Eres una creación única, ¡y el Señor, en Su presciencia, sabía lo que hacía cuando te hizo tal como eres! Él quiere valerse de tus características individuales y del talento que te ha dado y ayudarte a cultivarlo para que llegues más lejos y saques el máximo partido de tu situación.
Quiere que seas todo lo que puedes llegar a ser, que te esfuerces por lograr lo máximo que eres capaz de lograr. Es decir, que tomes tus dones, habilidades y experiencias y les saques verdadero provecho, que los inviertas y logres lo máximo posible; que no te contentes con resultados medianillos, limitados o mediocres, sino que aspires a hacer lo máximo y lo mejor en la vida.
¿Qué sentido tiene contentarse con llegar hasta cierto punto nada más? ¿Por qué no ser lo mejor que puedes llegar a ser? Quienes se exigen más y más, quienes lo dan todo por su compromiso con un objetivo superior, alcanzan cierta felicidad y sentido de realización como premio a su esfuerzo. Los logros realmente impresionantes suelen ser resultado de cientos y hasta miles de pequeños sacrificios y decisiones acertadas. En la vida, todo lo que vale cuesta, y a menudo ese costo se traduce en mucho trabajo laborioso, día tras día, pase lo que pase, independientemente de cómo nos sintamos.
Toda persona destacada que haya llegado lejos y logrado resultados asombrosos lo hizo a base de años de arduo trabajo, sacrificios, visión, determinación y constancia. Si estamos dispuestos a asimilar esta enseñanza, habremos dado con el secreto del éxito en cualquier situación en que nos encontremos, porque habremos aprendido el significado de aprovecharla de la mejor manera, ponernos a la altura de las circunstancias, desarrollarnos al máximo y alcanzar nuestra cima personal, por la gracia de Dios.
Tienes todo lo que se requiere. El Señor te confirió la personalidad, los dones peculiares y las características que te distinguen porque sabía que, en el momento en que le entregaras a Él todo eso, podría valerse de ti y de todo lo que has aprendido y logrado para beneficiar y enriquecer no solo tu vida, sino también la de muchos otros. Él tiene grandes planes para ti.
Este es un fragmento de un libro titulado Desarrolle el líder que está en usted, de John C. Maxwell:
Muchos salmos vieron la luz en momentos difíciles. La mayoría de las epístolas se escribieron en prisiones. La mayor parte de los pensamientos más sublimes de los pensadores más notables de todos los tiempos tuvieron que pasar por el fuego. Bunyan escribió El progreso del peregrino en una cárcel. Florence Nightingale, cuando estaba demasiado débil para levantarse de la cama, reorganizó los hospitales de Inglaterra. Pasteur, aun estando semiparalizado y continuamente expuesto a sufrir una apoplejía, atacó incansablemente las enfermedades. La mayor parte de su vida, el historiador estadounidense Francis Parkman estuvo sometido a dolores tan intensos que no era capaz de trabajar más de cinco minutos seguidos. Tenía tan mala vista que apenas podía garabatear unas cuantas palabras gigantescas en un manuscrito; aun así, escribió veinte magníficos tomos de historia.
Sepulte a alguien en la nieve de Valley Forge, y saldrá un George Washington. Críelo en la miseria absoluta, y saldrá un Abraham Lincoln. Propínele parálisis infantil, y se convertirá en un Franklin D. Roosevelt. Quémelo tan gravemente que los médicos digan que no volverá a caminar, y saldrá un Glenn Cunningham, que en 1934 estableció un récord mundial en la carrera de la milla. Hágalo nacer en una sociedad llena de discriminación racial, y saldrá un Booker T. Washington, un George Washington Carver o un Martin Luther King, Jr. Llámelo lento para aprender y retrasado, califíquelo de ineducable, y saldrá un Albert Einstein.
Un estudio de trescientas personas sumamente exitosas, como Franklin D. Roosevelt, Helen Keller, Winston Churchill, Albert Schweitzer, Mahatma Gandhi y Albert Einstein, revela que uno de cada cuatro tenía alguna discapacidad, como ceguera, sordera o parálisis. Tres de cada cuatro nacieron en una familia pobre o procedían de un hogar destrozado o por lo menos de una situación familiar sumamente tensa o revuelta.
¿Cómo es que los triunfadores superaron los problemas, mientras que miles de personas se ven abrumadas por ellos? Porque se negaron a recurrir a las excusas que se dan comúnmente para justificar el fracaso. Transformaron los escollos en peldaños que los condujeran al éxito. Se dieron cuenta de que no podían controlar todas las circunstancias de su vida, pero sí podían controlar qué actitud adoptar en cada circunstancia.
A continuación, otro fragmento, este del libro Desarrolle los líderes que están alrededor de usted, también de John C. Maxwell:
Nadie —decían los expertos— llegaría a correr una milla en menos de cuatro minutos. Entonces, en 1954, un joven estudiante de medicina llamado Roger Bannister hizo lo imposible al romper esa barrera. Hoy día, todo corredor de talla mundial es capaz de correr una milla en menos de cuatro minutos. ¿Por qué? Porque alguien decidió seguir mejorando. Alguien decidió hacer los sacrificios necesarios para llegar más lejos. Estuvo dispuesto a abrir camino. En consecuencia, creó el ambiente propicio para los vencedores que lo siguieron.
Tal vez estás desanimado porque las cosas no están resultando como esperabas. El siguiente relato trata de alguien que tomó los grandes obstáculos y dificultades con que se topó, les dio la vuelta y se sirvió de ellos para alcanzar el éxito.
En 1938, cuando estaba estudiando, el Sr. Honda tomó todo lo que tenía y se puso a trabajar en un anillo especial de pistón que pudiera venderle a Toyota.
Trabajó en ello día y noche. A menudo dormía en su taller. Hasta empeñó las joyas de su esposa para mantener su compañía a flote.
Cuando por fin logró desarrollar el anillo de pistón, se lo presentó a Toyota, que le dijo que no cumplía los requisitos. Lo mandaron a estudiar dos años más para mejorar el diseño. Después de eso, Toyota firmó un contrato con él.
Comenzó entonces la Segunda Guerra Mundial, y no conseguía suficiente hormigón para construir su fábrica y producir en masa la pieza que había diseñado. Juntamente con su equipo de trabajo, inventó un nuevo tipo de hormigón para construir la fábrica.
La fábrica de Honda fue bombardeada dos veces, y tuvo que reconstruirla. Cuando cayeron las bombas, recogió con su equipo los proyectiles vacíos y los llamó «regalos del presidente Truman», ya que le proporcionaron la materia prima que necesitaba para el proceso de manufactura.
Finalmente, la fábrica fue arrasada por un terremoto, y él tuvo que venderle a Toyota la operación de producción de pistones.
Después de la guerra, Japón sufrió una tremenda escasez de gasolina. El Sr. Honda ni siquiera podía utilizar su auto para ir a buscar comida para su familia. Entonces agregó un motorcito a su bicicleta para poder desplazarse.
Muchas personas le pidieron que les hiciera bicicletas motorizadas, tantas que se le ocurrió montar una fábrica para producirlas. Pero no tenía capital. Así que escribió a las 18.000 tiendas de bicicletas del Japón una carta personal en la que les presentaba su invento, y convenció a 5.000 para que le dieran el capital que necesitaba para construir su fábrica.
Tras modificar el motor, sus bicicletas se convirtieron en un éxito inmediato, y ganó el Premio del Emperador. Hoy en día, Honda cuenta con más de 100.000 empleados en todo el mundo, todo a raíz del compromiso del Sr. Honda, que tomó decisiones enérgicas y no quiso renunciar a alcanzar su objetivo.
En cierta ocasión dijo: «Muchos sueñan con alcanzar el éxito. Yo creo que este solo se logra a base de fracasos reiterados y mucho autoanálisis. El éxito no representa sino el uno por ciento del trabajo; el resto consiste en la audaz superación de obstáculos. Si no les tienes miedo, el éxito te llegará por sí solo». La prosperidad actual de la Honda Motor Co. demuestra la veracidad de las palabras de su fundador[1].
«Entre estímulo y respuesta hay un espacio. En ese espacio tenemos potestad para elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta está nuestra capacidad de crecimiento y nuestra libertad.» Viktor Frankl
¿Qué decisiones vas a tomar hoy para ser todo lo que puedes llegar a ser?
Roadmap fue una serie de videos de LFI creada para adultos jóvenes. Se publicó por primera vez en 2010. Texto adaptado y publicado de nuevo en Áncora en enero de 2020.
[1] El legendario empresario Sōichirō Honda falleció el 5 de agosto de 1991. Al final de su vida, su palmarés era impresionante: 470 inventos y 150 patentes, doctorados honorarios de la Universidad Técnica de Michigan y la Universidad Estatal de Ohio, la mayor distinción de su país —la medalla con galón azul— y muchos logros más. Empezó su negocio con 3.200 dólares y lo convirtió en una empresa con ingresos anuales superiores a los 30.000 millones de dólares (https://astrumpeople.com/soichiro-honda-biography-a-great-history-of-japanese-car-manufacturer).
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