noviembre 12, 2019
Cuando el pastor Rick Warren y su esposa Kay fundaron la iglesia de Saddleback, económicamente enfrentaban tiempos difíciles, pero la obediencia de un hombre los conmovió al darles un magnífico ejemplo de lo que es una fe extraordinaria.
Warren contó el 5 de diciembre en la conferencia Finishing the Task (terminar la tarea): «Cuando empezamos Saddleback no teníamos dinero. Cuando necesitábamos unas vacaciones, los padres de Kay tenían una pequeña caravana en un terreno a las afueras de Flagstaff, Arizona. Así que nos dirigíamos allí en auto y nos quedábamos una semana».
Viajaban a Flagstaff en una camioneta que se notaba que tenía 25 años. Durante las vacaciones, decidieron visitar el Gran Cañón. Se dirigían al norte, hacia el popular destino turístico, cuando de repente los detuvo un policía. Éste se acercó al vehículo y Warren no sabía qué era lo que no había hecho bien. El policía les informó:
—Señor, está muy gastado el neumático izquierdo en la parte de atrás de su vehículo; y en cualquier momento reventará.
—¿Dónde queda el local de neumáticos que esté más cerca? —preguntó Warren.
—No hay ninguno.
—¿Y una gasolinera?
—Solo hay una. Está a unos 48 kilómetros más adelante, pero no tienen neumáticos —respondió el policía.
Rick y Kay decidieron avanzar, con la esperanza de encontrar la gasolinera antes de que el neumático reventara. Rick cuenta:
—Encontramos la gasolinera y nos detuvimos. No había nada a nuestro alrededor. Tampoco había otros clientes.
—¿Tiene neumáticos? —Preguntó al empleado.
—No, no tenemos —fue la respuesta.
A Warren se le cayó el alma a los pies. Empezó a llenar el tanque de gasolina. En ese momento llegó un auto que venía del Gran Cañón, en la dirección opuesta. Un hombre se bajó del auto y empezó a llenar su tanque. Warren notó que tenía matrícula de Misisipi y se inició una conversación entre los dos:
—Ah, usted es de Misisipi.
—¿A qué se dedica? —preguntó el hombre.
—Soy pastor de una iglesia —respondió Warren.
—Ah, yo soy diácono de una iglesia bautista en Misisipi.
—¿De verdad? ¿Y dónde ha estado?
—Hemos viajado a Seattle y ahora regresamos por Arizona y nos dirigimos de nuevo a Misisipi.
—Bueno, como usted es cristiano, le pediré que ore por mí. Necesito un neumático —dijo Warren, explicándole la gravedad de su situación.
—Espere un momento… déjeme ver algo —respondió el hombre.
Fue a buscar algo en la parte trasera de su camioneta y ¡sacó un neumático que encajaba perfectamente en el vehículo de Warren!
Rick y Kay estaban sorprendidos, mientras aquel hombre explicaba la procedencia de ese neumático, y empezaba a contarles:
—Cuando íbamos a Seattle desde Misisipi, pasaba por Misuri y Dios me dijo: «Quiero que compres este neumático». El neumático ni siquiera es el adecuado para mi vehículo. Y lo llevé durante todas las vacaciones. Un neumático que no es para mi vehículo. Lo llevé a Seattle y al Gran Cañón. Y resulta que me detuve y lo conocí a usted, un pastor de iglesia, que necesitaba un neumático.
Luego añadió con timidez:
—Me parece que tengo que dárselo a usted.
Warren se asombra al ver la obediencia de aquel hombre, que hizo lo que Dios le dijo. Y pregunta: «¿Tendrías suficiente fe si estuvieras de vacaciones y Dios te dijera que compraras un neumático en Misuri, y lo llevaras a Seattle y luego lo llevaras de vuelta a Arizona, y sin que Dios te dijera para qué lo compraste?
»Eso es fe. Fe es obediencia.» Mark Ellis[1]
Hace falta mucha fe para creer algo que ha dicho el Señor, sobre todo si va contra el razonamiento natural o la naturaleza humana. Sin embargo, tener fe para obedecer fue lo que permitió que Dios salvara la vida de Noé y su familia, lo que demostró que Abraham era digno del linaje prometido y lo que hizo que descendiera sobre Moisés el ungimiento de Dios para guiar a su pueblo.
En la Biblia hay innumerables ejemplos de lo que se logró con la fe y la obediencia. La fe y la obediencia han generado provisión y milagros para el pueblo de Dios a lo largo de la historia, y esos principios siguen vigentes. Dios no les fallará si confían en Él y hacen su parte. David Brandt Berg
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Tu fe crecerá a medida que la ejercites. Incluso si te sientes como la viuda de Sarepta con solo lo que te basta para cada día, solo suficiente para cada comida, a medida que avanzas y sigues ejercitando tu fe, ésta crecerá. Mientras sigas haciendo lo que pide el Señor, y sigas obedeciendo, tu fe no dejará de crecer. Bastará para lo que sea que el Señor tenga planeado para ti. María Fontaine
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Este es un procedimiento que por lo visto Dios piensa repetir: «Aquí tienen Mi plan para ustedes. Empiecen a seguirlo por fe, y al perseverar, responderé y los guiaré en toda situación».
Cuando seguimos las instrucciones de Dios, cuando seguimos a Dios, da resultado. Dios nunca ha sido derrotado ni vencido. Su voluntad nunca ha llevado a Sus hijos por mal camino. Sus planes no fallan. Él es omnipotente. Es Él quien manda. Peter Amsterdam
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Cuando Dios nos pide que hagamos algo, nosotros nos encargamos de obedecer. Dios se encarga de los resultados. Jennifer Dukes Lee
Publicado en Áncora en noviembre de 2019.
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