septiembre 30, 2019
Los he llamado para que transmitan Mi mensaje, salven almas perdidas, den un vivo ejemplo de Mi mensaje y apliquen métodos con los que la gente pueda sintonizar a fin de que Mi Palabra y Mi verdad se difundan ampliamente. Si quieren lograr eso con eficacia es preciso que no se dejen enredar por las cosas del mundo.
En el mundo secular hay muchas cosas que les pueden dejar enseñanzas y susceptibles de beneficiar Mi obra: servicios, conocimientos, experiencia, tecnología. Existen muchas cosas que son buenas y beneficiosas, ya sea con fines informativos, educativos o recreativos. De ustedes depende «examinarlo todo y retener lo bueno»[1].
Mi consejo sigue siendo válido: «¿Qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión, la luz con las tinieblas?»[2] Los peligros de los elementos negativos e impíos del mundo son tan reales como siempre. La verdad de Mi Palabra no ha cambiado. Sin embargo, no todo en el mundo está plagado de «maldad» o cubierto de «tinieblas».
Ciertas cosas que absorbes del mundo son negativas, malsanas y destructivas para la fe; esas cosas no son buenas para el espíritu de nadie bajo ninguna circunstancia. Otras son neutras y otras más son neutras en pequeñas dosis, pero negativas o perniciosas si se las consume o se interactúa con ellas en exceso.
Uno de los mayores peligros que acarrea lo que absorbes del mundo no es tanto el contenido en sí, toda vez que hay mucha información buena y útil, sino el tiempo que quita a otros aspectos importantes de la vida y del trabajo si te entretienes en exceso con ello. En muchos casos no es que la actividad en sí sea tan mala o negativa; lo malo es el efecto negativo que puede tener a largo plazo el excederse. Si algo, por beneficioso que sea, te resta tiempo de las cosas más importantes, puede llegar a ser perjudicial. Depende del uso que estás dando al tiempo de que dispones. Es cuestión de prioridades.
Si dedicas tiempo al entretenimiento mundano, por ejemplo, y no te queda suficiente para invertir en lo que realmente importa, como la misión, tus hijos, llevar una vida sana o tu bienestar espiritual, quizá quieras ponderar tus prioridades. Si lo que absorbes les quita tiempo a las otras cosas buenas de la vida, como el tiempo que dedicas a los demás, el tiempo que inviertes en la labor que realizas por Mí o en tu vida espiritual, entonces no es una inversión prudente que rendirá los dividendos más jugosos.
Cuando te dispongas a elegir si vas a ser partícipe de algo del mundo, conviene preguntarte: «¿Me va a beneficiar en algún sentido? ¿Qué persigo con esto? ¿Me ayudará a obtener los resultados que busco?» La meta no tiene que estar relacionada directamente con tu vida espiritual o con tu vocación, pero debería ser de provecho y beneficiosa para tu vida, tu carácter, tus interacciones con los demás o tu profesión. Debes tener una buena razón para dedicarle tiempo.
Como cristianos que son querrán que la gente perciba claramente Mis valores en ustedes. Querrán que sus actos, semblante, palabras y forma de vivir manifiesten cualidades afines a Dios. Querrán que las personas que los lleguen a conocer a ustedes digan: «Son gente de principios. Son honestos y bondadosos. Son buenos cristianos».
Si lo que ingieren los ayuda a llevar una vida acorde con los principios divinos, equilibrada y feliz, se hará evidente y lo reflejarán con claridad. Se me verá a Mí en ustedes. En cambio, si se nutren de algo dañino y negativo, es dable que contamine lo bueno que hay en ustedes y que enturbie las aguas, de tal manera que lo que ven los demás reflejado en ustedes no resulte ser tan claro ni tan positivo. Los actos, palabras, pensamientos, reacciones y semblante de ustedes manifestarán elementos del mundo en lugar de manifestarme a Mí. Aunque se vean en ustedes algunas de Mis cualidades, no me exhibirán tan plenamente.
Es preciso que determinen si las cosas que absorben y en las que invierten tiempo harán que me reflejen con más nitidez o enturbiarán ese reflejo. Si son sinceros consigo mismos y me piden orientación, podrán tomar decisiones acertadas y con conocimiento de causa en cuanto a lo que ven, escuchan o leen y su posible influencia en ustedes.
Si soy importante para ustedes, y consideran importante llevar una vida espiritual fuerte; si consideran importante ser eximios representantes de Mí ante el mundo; si consideran importantes sus valores cristianos y las cualidades del discípulo; si son diligentes en el empleo del tiempo y de sus aptitudes, eso significa que están en buena situación para evaluar los pros y los contras de los elementos mundanos con los que se nutren y juzgar a qué vale la pena dedicar tiempo y qué es aceptable para su espíritu.
Los amo y deseo que sean felices, que disfruten de la vida, que tengan satisfechas sus necesidades y que protejan su espíritu. Puedo ayudarles a dar con el debido equilibrio en esos aspectos. A medida que me busquen e indaguen en Mi Palabra, Yo los guiaré.
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad[3].
¡Dirige bien la mirada! En el mundo que te rodea hay paisajes de radiante belleza, como también parajes yermos, feos y sombríos. Cuando pones la mirada en donde debes —es decir, en lo verdadero, lo puro y lo amable— te infunde aliento y fortaleza. Te creé con una enorme capacidad de disfrutar la belleza y la bondad. Esas bendiciones tienen resonancia en tu alma y te transmiten fuerzas.
A medida que este día vaya transcurriendo, te toparás con cosas que te darán espanto, cosas feas, que están mal. Afróntalas como es debido, pero no dejes que absorban tu atención. Recuerda que Yo estoy contigo y préstame oído. Escucha cuando una y otra vez te digo: «Dirige bien la mirada».
La belleza está presente no solo en el mundo visible, sino también en el plano invisible. Este mundo imperfecto luego de la caída jamás podrá satisfacerte plenamente. Anhelas perfección, y Yo soy el cumplimiento de ese profundo anhelo. Aunque soy perfecto en todo sentido, soy capaz de permanecer cerca de ti mientras deambulas por este mundo contaminado por el pecado. Así que mira bien. Fija la vista en las bendiciones, en Mí. El gozo de Mi presencia resplandecerá entonces en ti[4].
Publicado por primera vez en octubre de 2009, salvo en extractos en que se indique otra cosa. Adaptado y publicado de nuevo en septiembre de 2019.
[1] 1 Tesalonicenses 5:21.
[2] 2 Corintios 6:14.
[3] Filipenses 4:8.
[4] Jesús hoy, Sara Young, Grupo Nelson (5 de agosto de 2014).
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