Sé valiente

agosto 13, 2019

Recopilación

[Be of Good Courage]

La valentía es atrevimiento y acción; el valor es amistoso y acogedor. Encuentra formas de hacer amistad con el valor. Entablar amistad literalmente significa esforzarse para llegar a ser amigos. Imagínate cómo sería tener como amigo al valor y que este camine siempre junto a ti; un amigo que nunca te regañe, que nunca te presione, sino que simplemente coloque con suavidad una mano en tu espalda y te susurre palabras de ánimo, ayudándote a dar el siguiente paso y luego el que sigue. Con el valor a tu lado, puedes seguir adelante, avanzar a lo largo de tus días y hacer lo siguiente que sea correcto.

Cultiva a diario una relación con el valor. Cada mañana, da la bienvenida al valor. Antes de levantarte, di en voz alta tu cita favorita. Tal vez sea la plegaria de la serenidad, tomada de Alcohólicos Anónimos, y una de mis favoritas: «Dios, concédeme serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que sí puedo cambiar y sabiduría para entender la diferencia». O tal vez otra que te agrade. Si quieres, escribe tus citas favoritas sobre el valor y ponlas en la puerta del refrigerador, en el tablero de mandos del auto, en un espejo, o en la computadora donde trabajas. Eso te ayudará a mantener cerca el valor, todo el día.

Busca maneras sencillas de dar voz al valor durante el día. Quizá sea simplemente tener la valentía de levantarte de la cama. Tal vez sea el valor para hablar con un compañero de trabajo o amigo y expresar lo que sientes acerca de tu pérdida, o para entrar a donde hay un grupo de apoyo. Podría ser simplemente hacer una llamada que has pospuesto, escribir una carta de agradecimiento a alguien, ir a la iglesia sin que nadie te acompañe, o tener agallas para reconocer que tienes un temor. […] Felicítate por dar la bienvenida al valor, independientemente de su tamaño o alcance.  Dr. Alan Wolfelt[1]

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En la Biblia, al valor también se le llama tener ánimo, como en Marcos 6:50 cuando Jesús dio la orden a los discípulos que lo vieron que se acercaba a ellos caminando en el agua del mar de Galilea. Los términos que se emplean en griego para hablar de tener valor o ánimo significan literalmente «audacia» y «confianza». En la Biblia, el valor es lo opuesto al temor. Cuando Dios nos manda que no tengamos miedo, que cobremos ánimo, que tengamos valor, siempre nos manda que no tengamos temor, que es lo opuesto del valor.

Sin embargo, Dios no solo pide valor sin que haya una razón. En prácticamente todos los casos en que Dios dice «no temas», a continuación expone una razón para tener valor, y esa razón es Dios mismo, Su naturaleza y Sus planes perfectos. Cuando Dios calma los temores de Abram después de la batalla con los reyes de Sodoma, el cautiverio de Lot y su rescate, Dios dice: «No temas… [pues] Yo soy tu escudo»[2]. Cuando Agar pensó que ella y su hijo morirían en el desierto, el ángel del Señor le dice: «No temas, porque Dios ha oído la voz del muchacho ahí donde está»[3]. La promesa de Dios a los israelitas en Isaías 41:13 (NTV) es similar: «No tengas miedo, aquí estoy para ayudarte». En  cada incidente vemos que Dios ordena tener valor, no porque para el hombre sea natural ser valiente, sino porque cuando Dios nos protege y nos guía, podemos tener valor porque confiamos en Él.

En el Nuevo Testamento, vemos que el ángel del Señor le dice a María que tenga valor para enfrentar la prueba de estar embarazada, que el niño sería Jesús, y que sería por el poder del Espíritu Santo, a pesar de que ella no tenía esposo. Nuevamente, la razón para que ella tenga valor es que Dios todopoderoso tiene el mando de la situación: «No tengas miedo…  Dios te ha concedido su favor»[4]. De modo parecido, el ángel que llevó buenas nuevas de gran gozo a los pastores les pidió que tuvieran ánimo[5] y a Zacarías se le dijo que no tuviera miedo, pues se había oído su oración[6]. En cada incidente, el valor que se pide es el resultado de entender la presciencia y soberanía de Dios, cuyos planes y propósitos no se pueden frustrar y cuya omnipotencia hace que cada circunstancia de la vida esté supeditada a Su voluntad.

Las promesas que Dios nos hace tienen el mismo razonamiento. Gracias a Él, podemos tener confianza, valor y ánimo. «No tendrás temor de un pavor repentino ni de la ruina de los impíos, cuando llegue, porque el Señor será tu confianza: Él evitará que tu pie quede atrapado»[7]. Aquí tenemos la promesa de que Dios nos cuida, un cuidado que está ausente de la vida de quienes lo rechazan. Pero los que hemos puesto nuestra fe en Cristo para salvación, no debemos temer porque «es la buena voluntad del Padre [darnos] el reino»[8]. En esa gran promesa está la base de nuestra confianza, valor y ánimo.  Tomado de gotquestions.org[9]

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Aprendí que el valor no es la ausencia de temor, sino el triunfo sobre el temor. El valiente no es el que no tiene miedo, sino el que vence ese temor.  Nelson Mandela

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La Biblia está llenísima de versículos sobre el temor. Uno de mis favoritos es Isaías 26:3:

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera; porque en Ti ha confiado[10].

Podría decirse que se trata de un versículo de acción. Incluye una clausula de antes y después. Dios nos dará Su paz si escogemos depositar nuestra confianza en Él. Claro que del dicho al hecho hay mucho trecho, en especial cuando se experimenta aprensión o temor.

Resulta natural concentrarse en los pensamientos que producen temor y aumentan la sensación de inquietud, en vez de en el poder de Dios y en recibir Su paz. Pero conviene recordar que el temor NO proviene de Dios.

No nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio[11].

El temor produce una sensación de debilidad y angustia. Pero Dios no desea que nos sintamos así. Él desea producir en nosotros una sensación de poder, de amor y —como suelo decir— de claridad mental. No de tormento, incomodidad e insuficiencia.

Para terminar, mi versículo favorito cuando no puedo siquiera empezar a descifrar mi temor:

Busqué al Señor, y Él me oyó, y me libró de todos mis temores[12].

Me encanta ese versículo. Es una alegre proclamación de lo que Dios ha hecho por alguien en un momento de angustia y temor.

Enfrentar el temor es parte importantísima de la vida. Algunas aprensiones son razonables y otras a todas luces irracionales. No obstante, cualquier temor tiene el potencial de mantenernos cautivos.

La buena noticia es que cada temor tiene su antídoto. En cada caso éste empieza con concentrarse en el amor y los cuidados de Dios.

En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor[13].

Quienes lidian con alguna clase de aprensión deben entender que no tienen que vivir bajo esa opresión. Conviene recordar que Dios nos ama. Él desea que seamos felices, que nos fortalezcamos y prosperemos. Entenderlo nos permite enfrentar el temor.

Cuando el temor se interponga en su camino nunca olviden que su único poder es el que se le permite tener. Probablemente no superarán todos los temores en un solo día —a lo mejor nunca—, pero toda vez que se hace frente a un temor y se da un pequeño paso para superarlo, se avanza un paso más hacia la liberación del temor.  Mara Hodler

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Ayer el mar estaba en calma. Te prometiste que zarparías y nada te detendría. Tenías el corazón dispuesto y rebosabas valor. Empuñaste el timón y la brisa te brindaba tranquilidad. Y emprendiste la travesía.

Pero hoy... pareciera que no se ha disipado la oscuridad de anoche. La lluvia azota la embarcación. Olas gigantescas se arrollan delante de ti y la bruma te obstruye el campo visual de modo que no ves más allá de la proa. Pero no es necesario ver. Algo te impulsa a seguir adelante, y es lo mismo que ayer te daba paz.

Ese algo es la fe, creer en lo que no se ve. Esa fe te ilusionaba con este reto. Es una fe que te dice que el sol acabará por abrirse paso entre esos negros nubarrones. Saberlo te mantiene el espíritu a flote y te guía. La composición ideal: arriba el cielo, a tus pies el mar y tú en medio. Estás a salvo porque tienes fe.  Nyx Martinez

Publicado en Áncora en agosto de 2019.


[1] https://www.batesville.com/what-is-mourning.

[2] Génesis 15:1 (NVI).

[3] Génesis 21:17 (RVR 1995).

[4] Lucas 1:30 (NVI).

[5] Lucas 2:10.

[6] Lucas 1:13.

[7] Proverbios 3:25-26 (RVR 1995).

[8] Lucas 12:32 (NVI).

[9] https://www.gotquestions.org/Bible-courage.html.

[10] Reina-Valera 1995.

[11] 2 Timoteo 1:7.

[12] Salmo 34:4.

[13] 1 Juan 4:18.

 

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