junio 4, 2019
La vida es enfrentar y resolver problemas. Cuando Dios llama a alguien, lo llama a enfrentar un problema. En general, si se quisiera emplear una palabra del diccionario para decir que no se tienen problemas, ese estado sería estar muerto.
Ichak Adizes escribe: «Tener menos problemas no es vivir. Es morir. Abordar problemas cada vez más grandes y ser capaz de solucionarlos significa que nuestra fuerza y capacidad están mejorando. Necesitamos emanciparnos de los pequeños problemas a fin de liberar la energía para afrontar problemas mayores.» El crecimiento no es la capacidad de evitar problemas. El crecimiento es la capacidad de encargarse de problemas más grandes y más interesantes.
Una excelente pregunta que se puede hacer a alguien es: «¿Qué problema tienes?», y tal vez quieras hacer eso ahora mismo. Con bastante regularidad nos hemos de preguntar los unos a los otros: «¿Qué problema tienes?» Con ello, quiero decir: «¿Tienes un problema que merece la pena que le dediques tus mejores energías, tu vida?»
¿Qué tratas de solucionar? ¿Cómo quieres que sea diferente el mundo debido a que tú estás en él? Los seguidores de Jesús hagan esta pregunta: «Dios, ¿qué problema hay en el mundo que quieres que encare?» De manera intencional, los seguidores de Jesús abordan problemas. […]
Con mucha frecuencia, la vocación llega cuando alguien empieza a poner atención a lo que lo conmueve. A menudo, cuando una persona ve un problema que hay en el mundo y se entusiasma mucho, él o ella dice: «¡Alguien tiene que hacer algo al respecto!» Y muchas veces, ese es el principio del llamamiento. […]
¿Qué problema tienes? Si no tienes un problema, necesitas un problema de la envergadura de Dios. John Ortberg[1]
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En la actualidad, la gloria de Dios se ve mejor cuando las personas llenas de gracia responden a los problemas del mundo que son de la envergadura de Dios. Necesitamos actuar. Para esto, no hay debate, pero primero debemos prepararnos. […]
«Por tanto, preparen su entendimiento para la acción. Sean sobrios en espíritu, pongan su esperanza completamente en la gracia que se les traerá en la revelación (la manifestación) de Jesucristo»[2]. Luego, respondan con amor porque esa es nuestra nueva naturaleza. «Ahora que se han purificado obedeciendo a la verdad y tienen un amor sincero por sus hermanos, ámense de todo corazón los unos a los otros»[3]. No lo hacemos para nuestro propio beneficio, sino para la gloria de Dios y para el bien de otros. Aunque no cabe duda de que cada situación es diferente, hay cosas que podemos hacer de forma individual y colectivamente.
Así pues, ¿qué podemos hacer en relación con las crisis que hay en el mundo y que ocurren a tantos kilómetros de distancia? Necesitamos estar más enterados de lo que pasa en esos lugares, a fin de que podamos orar específicamente por las necesidades que tienen. Asimismo, necesitamos buscar formas tangibles de ayudar a los que son activos en esos menesteres. De entre las personas de esos lugares, ¿quiénes son del pueblo de Dios y qué hacen? ¿Cuáles son sus necesidades? Nuestra asistencia debe ser de forma que les sea de utilidad, y no como pensamos que les será útil. También debemos recordar que cuando nos vemos obligados a actuar motivados por la convicción, no nos dejaremos influenciar ni desanimar por los obstáculos y bloqueos. Debemos perseverar. Si no tienen una forma clara de ayudar a los que abordan directamente esos problemas actuales y globales, no dejen de orar, de buscar, de hablar, y encontrarán algo o alguien en particular a fin de que puedan entregar ese amor profundo. No olviden que los problemas que son de la envergadura de Dios que existen en el mundo, hoy son respondidos mejor por las personas llenas de gracia. Tony DiNatale[4]
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Dios es omnipotente, lo que significa por definición que no hay nada que Dios no pueda hacer. Sin embargo, muchos de nosotros oramos como si nuestros problemas fueran más grandes que Dios. Así pues, déjame recordarte esta verdad vigorosa que debería alimentar tu fe: Dios es infinitamente más grande que tu mayor problema o tu sueño más grande. Y ya que estamos en el tema, Su gracia es infinitamente más grande que tu mayor pecado.
El místico A.W. Tozer creía que tener una vista muy limitada de Dios es la causa de cien males menores, y que tener a Dios en gran estima es la solución para diez mil problemas temporales. Si eso es cierto, y creo que es así, entonces tu mayor problema no es un divorcio inminente o un fracaso en los negocios o el diagnóstico que ha dado un médico. Te ruego que comprendas; no le quito importancia a asuntos de relaciones, económicos o de salud. Sin duda no quiero minimizar los enormes desafíos que puedas estar enfrentando. Sin embargo, a fin de recuperar la perspectiva divina acerca de tus problemas, debes responder a esta pregunta: ¿Tus problemas son más grandes que Dios o Dios es más grande que tus problemas? Nuestro mayor problema es que tenemos una vista muy limitada de Dios. Esa es la causa de todos los males menores. Y tener a Dios en alta estima es la solución a todos los otros problemas.
¿El poder de Dios tiene límite?
¿Has respondido la pregunta? Solo hay dos opciones: sí o no. Hasta que tengas el convencimiento de que el poder y la gracia de Dios no tienen límites, dibujarás pequeños círculos de oración. Una vez que aceptes la omnipotencia de Dios, dibujarás círculos cada vez más grandes alrededor de tus sueños que Dios te dio y que son de la envergadura de Dios.
¿Cuán grande es tu Dios? ¿Es suficientemente grande como para arreglar lo que se ha estropeado en tu matrimonio o sanar a tu hijo? ¿Es más grande que los resultados de una resonancia magnética o una evaluación negativa? ¿Es más grande que tu pecado oculto o tu sueño secreto?
Moisés quedó perplejo por la promesa que Dios le había hecho. ¿Dios podría dar carne para un mes? ¡Eso no era lógico! Sin embargo, en ese momento crítico, cuando Moisés tenía que decidir si iba a poner un círculo en esa promesa, Dios preguntó: «¿Mi poder tiene un límite?» […]
El tamaño de nuestras oraciones depende del tamaño de nuestro Dios. Y si Dios no tiene límites, entonces tampoco nuestras oraciones deberían tener límite. Dios existe más allá de las cuatro dimensiones del espacio-tiempo que Él ha creado. ¡Deberíamos orar de esa manera! Mark Batterson[5]
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Cuando enfrentes problemas que son de chicos y chicas grandes, y necesites sabiduría, fuerzas, o un gran avance, recuerda: Mantén fija la atención en el Señor, no en el problema. Discierne Su voz por medio de otros a medida que los haces partícipes en el proceso. Abandona todas las otras prioridades o fuentes de confianza y atiende al Señor. Dile a Dios exactamente lo que hay en tu corazón. Y obtén las instrucciones de Dios y síguelas. Todo esto es una expresión de confianza en Dios, independientemente de las circunstancias. Y esa es la clase de fe que hace falta para los problemas de la envergadura de Dios. No es necesario que conozcas todas las soluciones. Solo hace falta que conozcas a QUIEN las tiene. Andy Wood[6]
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Un día todos miraremos atrás con felicidad, cuando veamos que los pasos pequeños y tambaleantes que damos hoy se han transformado en un paso firme y confiado. Llegará con la experiencia y, claro, apoyándose en Jesús. Llegará al tener una actitud positiva, de alabanza, que nos ayudará a saber que lo que el Señor ha comenzado, no dejará de perfeccionarlo. A mi juicio —sabiendo que nada es imposible para el Señor y que Jesús junto con nosotros podemos encargarnos de lo que sea que nos llegue—, podremos enfrentar todos los problemas con fe, gracia y optimismo. María Fontaine
Publicado en Áncora en junio de 2019. Leído por Gabriel García Valdivieso.
[1] John Ortberg, All the Places to Go—How Will You Know? (NavPress, 2015).
[2] 1 Pedro 1:13 (NBLH).
[3] 1 Pedro 1:22 (NVI).
[4] https://thechapel.com/blog/god-sized-problems-need-grace-filled-people.
[5] https://www.sermoncentral.com/sermons/the-circle-maker-2-dream-big-mark-batterson-sermon-on-dreams-162168.
[6] http://lifevesting.com/blog/2010/07/28/faith-for-god-sized-problems/.
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