¿Eres una persona entrometida?

abril 30, 2019

Recopilación

[Are You a Busybody?]

«Aprenden a ser [personas] ociosas y a andar de casa en casa; y no solamente se vuelven ociosas sino también chismosas y entrometidas, y hablan de lo que no deben».  1 Timoteo 5:13[1]

Una persona entrometida es alguien que se inmiscuye en los asuntos de otros. A veces, esa intromisión está bajo la apariencia de una «ayuda». Pero con frecuencia esa «ayuda» es mal recibida y se hace sin que nadie se lo pida. A menudo, los entrometidos no están satisfechos con el grado de dramatismo de su propia vida y obtienen satisfacción al meterse en los problemas de otros. Normalmente, el chismorreo es un elemento esencial de los entrometidos, pero por lo general se disimula como «un pedido de oración» o con el pretexto de solicitar asesoramiento.

La Biblia tiene palabras fuertes para los entrometidos[2]. En 1 Pedro 4:15 (NBLH) se advierte: «Que de ninguna manera sufra alguien de ustedes como asesino, o ladrón, o malhechor, o por entrometido». En el interior de la iglesia, los entrometidos en muchos casos disimulan su intromisión en forma de un interés compasivo. La diferencia entre la intromisión y el interés, sin embargo, es si la intromisión es beneficiosa o productiva en la vida de los demás.

A algunos les cuesta reconocer que son entrometidos. Así pues, puede ser provechoso hacerse unas cuantas preguntas para determinar si los intentos de «ayudar» son en realidad una intromisión. El que podría llegar a ser un entrometido, o entrometida, debe hacerse estas preguntas:

  1. ¿Este asunto es de mi incumbencia?[3]
  2. ¿Dios me ha dado esta tarea?[4]
  3. ¿Tengo la preparación que hace falta para meterme en este asunto?[5]
  4. ¿Mi verdadera motivación es ayudar, o lo hago solo porque quiero sentir que me necesitan?[6]
  5. ¿Cuánto de lo que digo acerca de la situación se podría clasificar como un chisme?[7]
  6. ¿Cuál fue el resultado la última vez que me metí en una situación que no era problema mío?[8]
  7. ¿Los que tienen que ver en el asunto pidieron que les diera mi opinión?[9]
  8. ¿Me motiva el amor por esa persona o una percepción de mi propia importancia?[10]
  9. ¿Estoy fundando mi «ayuda» en las Escrituras o en mi propia opinión?[11]
  10. ¿Respondo con ira cuando mis «consejos» no se aceptan o cuando les encuentran deficiencias?[12]

Las respuestas a esas preguntas pueden ayudarnos a determinar si nuestra participación en los asuntos de otros es, en efecto, una intromisión. Si reconocemos que nuestra verdadera motivación es que disfrutamos al estar en el centro de los asuntos de otras personas, tal vez sea momento de dejar que Dios se encargue de esa inseguridad. Es importante recordar que los entrometidos rara vez se definen a sí mismos como personas inseguras. Si a menudo nos encontramos inmersos en los secretos de otros, tal vez sea prudente buscar la supervisión de un amigo de confianza o un pastor. Una persona objetiva puede ayudarnos a poner en claro cuáles son nuestras motivaciones y evitar que lleguemos a ser entrometidos.  Tomado de gotquestions.org[13]

Advertencia a los entrometidos

«Nos hemos enterado de que algunos viven ociosamente entre ustedes: en lugar de trabajar, se entrometen en todo».  2 Tesalonicenses 3:11[14]

Pablo dijo en 1 Tesalonicenses 4:11: «Pónganse como objetivo vivir una vida tranquila, ocúpense de sus propios asuntos y trabajen con sus manos, tal como los instruimos anteriormente»[15].

Pedro dijo en 1 Pedro 4:15: «Que ninguno de ustedes tenga que sufrir por asesino, ladrón, malhechor o entrometido»[16].

Pablo dice que algunos están sin hacer nada y son entrometidos, que siempre se preocupan por otras personas, que siempre quieren saber lo que otros hacen y no se ocupan de sus propios asuntos. Que están ocupados con los asuntos de todos, pero no de los suyos.

Ser entrometido tiene algunos peligros.

1) Estás tan pendiente de lo que ocurre en la vida de otros que descuidas la tuya.

Pablo habló de trabajar para conseguir tu alimento y mantener en orden tus asuntos. Si estás ocupado trabajando para conseguir tu alimento y te encargas de los asuntos de tu casa, tendrás menos tiempo para entrometerte en los asuntos de otros.

2) Tal vez llegues a ser una persona chismosa, alguien que conoce los asuntos de todos y habla de ello.

Ser un entrometido y ser un chismoso pueden ser dos cosas distintas. Tal vez un chismoso no se meta en la vida de nadie, pero habla de lo que oye, ve, o conoce acerca de otros. Un entrometido es alguien que trata de arreglar o ser parte de los asuntos de otros cuando no tiene derecho a hacerlo. Tal vez sea malicioso o quizás no. Pero existe el riesgo de que el entrometido llegue a ser un chismoso.

La persona que está muy metida en la vida de otros y que siempre trata de inmiscuirse en todo, que constantemente interfiriere en la vida de otros, es un entrometido. La persona que siempre llega y quiere decirte cómo deberías hacer las cosas o cómo no deberías hacerlas, que siempre quiere que hagas las cosas a su manera. La persona a la que no se le pide consejos, pero que siempre los da. Ese es un entrometido.

En muchos casos, eso puede suceder con los que tienen hijos adultos. No pueden dejar de entrometerse. Preguntan: «¿Qué pasa? ¿Por qué pasa esto?» No es malo dar asistencia cuando nos piden ayuda, pero en muchos casos nadie la pidió. Quizá el entrometido piense que sabe qué es lo mejor, pero no es asunto suyo. Esas personas deben encargarse de sus propios asuntos. A menudo, el entrometido no tiene su propia vida en orden, pero quiere conocer la vida de otros y meterse en ella. Pablo dice que nos ocupemos de nuestros asuntos.  Tomado de Faithlife Sermons[17]

Presta atención a lo que dices

El libro de los Proverbios dice: «La muerte y la vida están en poder de la lengua»[18]. «Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina»[19]. «La lengua apacible es árbol de vida; mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu»[20].

Por tu propio bien y el de los demás, ¡presta atención a lo que dices! El remedio comienza por una transformación del corazón —el nuestro—, pues «de la abundancia del corazón habla la boca»[21]. La clave es comenzar con una oración para llenarse del Espíritu Santo.

Ábrele tu corazón a Dios. Pídele que te llene de Su Espíritu. Luego cultiva el hábito de leer y asimilar la Palabra de Dios, y así establecerás una relación profunda y duradera con Él, la cual se hará patente en tus palabras y acciones. Si Su Palabra mora en ti, no te entrometerás, no andarás chismorreando ni haciendo comentarios desagradables e hirientes. A nosotros nos resulta imposible controlar la lengua. «Ningún hombre puede domar la lengua»[22], ¡pero Dios sí! «Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible»[23].

Confía en que Dios te puede transformar. Ten fe en que Su Palabra no falla. Él es capaz de inundarte con Su Espíritu y de poseer tu lengua y tu vida, de forma que la bondad fluya a través de ti.  Virginia Brandt Berg

Publicado en Áncora en abril de 2019.


[1] RVC.

[2] 2 Tesalonicenses 3:11; 1 Timoteo 5:13.

[3] 1 Timoteo 5:13.

[4] Efesios 6:19.

[5] Romanos 14:10.

[6] 1 Corintios 13:1.

[7] Proverbios 11:13.

[8] Proverbios 26:11.

[9] Proverbios 27:2.

[10] 1 Corintios 16:14.

[11] Proverbios 16:25.

[12] Proverbios 17:10.

[13] https://www.gotquestions.org/busybody-Bible.html.

[14] BLPH.

[15] NTV.

[16] BLPH.

[17] https://soundfaith.com/sermons/100725-being-idle-and-a-busybody.

[18] Proverbios 18:21.

[19] Proverbios 12:18.

[20] Proverbios 15:4.

[21] Mateo 12:34.

[22] Santiago 3:8.

[23] Mateo 19:26.

 

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