noviembre 19, 2018
«Hay una temporada para todo, un tiempo para cada actividad bajo el cielo. Un tiempo para nacer y un tiempo para morir. Un tiempo para sembrar y un tiempo para cosechar. Un tiempo para matar y un tiempo para sanar. Un tiempo para derribar y un tiempo para construir. Un tiempo para llorar y un tiempo para reír. Un tiempo para entristecerse y un tiempo para bailar. Un tiempo para esparcir piedras y un tiempo para juntar piedras. Un tiempo para abrazarse y un tiempo para apartarse. Un tiempo para buscar y un tiempo para dejar de buscar. Un tiempo para guardar y un tiempo para botar. Un tiempo para rasgar y un tiempo para remendar. Un tiempo para callar y un tiempo para hablar. Un tiempo para amar y un tiempo para odiar. Un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz». Eclesiastés 3:1-8[1]
Hay ciclos en la vida terrenal de cada persona: ciclos en que no hay contratiempos, ciclos de dificultades y desafíos, ciclos de crecimiento, ciclos de pérdida, ciclos de edificar, ciclos de empezar de nuevo. El secreto de recorrer esos ciclos es aferrarse a Mí, buscarme y seguirme en cada uno de ellos.
Cuando estés frente a esos obstáculos, desafíos o padecimientos, no dejes que te desanimen. No andes abatido a causa de ellos, ni te preocupes pensando que no se van a resolver o que no se lograrán victorias. Te he prometido que esas cosas redundarán en tu bien. Esto forma parte del ciclo de tu vida en que te encuentras ahora; y tienes que pasar por esa fase para salir al otro lado.
Cuando surgen problemas y dificultades, es el momento de ponerte a la altura de ellos y encararlos con fe y determinación. A medida que luches y superes esa situación, avanzarás a la siguiente parte del ciclo que llevará a los progresos y los avances. A la larga, enfrentarás otros desafíos, otros problemas y otras pruebas, y una vez más tendrás que enfrentar el reto, buscarme y clamar a Mí. Entonces, lograrás una nueva victoria, saldrás nuevamente de esa fase del ciclo y pasarás a otro tiempo de progreso y crecimiento.
Es como una rueda: lo que está arriba baja y vuelve a subir, y así se genera el movimiento, que es lo que traslada al vehículo hacia adelante. Ese es precisamente el proceso de esos ciclos. Te hacen avanzar. En cambio, cuando no aceptas el desafío ni buscas Mi guía para hallar soluciones, entonces puedes detener el ciclo, en un intento de aplicar el freno a la vida. Sin embargo, al hacerlo, te relegas al punto más bajo del ciclo y hay poco o ningún movimiento, victoria o progreso; el vehículo se queda inmóvil, no va a ninguna parte.
No veas los puntos bajos del ciclo de la vida como derrotas o pesos, sino como desafíos de la vida y un medio de crear movimiento hacia adelante. Sé que a veces es un gran esfuerzo pasar por los puntos bajos del ciclo. Sé que puede ser abrumador y desalentador enfrentar las épocas de problemas y desafíos, y acudir a Mí en busca de las soluciones, y para ponerlas en práctica y hacer los cambios necesarios. Sin embargo, a medida que lo hagas, saldrás del punto bajo del ciclo. Y así el ciclo de tu vida sigue dando vueltas como una rueda que gira para avanzar.
Así pues, esfuérzate por afrontar los desafíos y dificultades de la vida con valor y fe, confiando en que cada ciclo de tu vida que me encomiendes traerá progreso o redundará en bien a medida que avanzas, hacia adelante y hacia arriba.
«Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que solo piensa en recorrer tus sendas. Cuando pasa por el valle de las Lágrimas lo convierte en región de manantiales; también las lluvias tempranas cubren de bendiciones el valle. Según avanzan los peregrinos, cobran más fuerzas, y en Sión se presentan ante el Dios de dioses». Salmo 84:5-7[2]
En tu vida de fe has conocido montañas y valles profundos. A veces te has encontrado en lo que parece un hoyo profundo y has tenido que salir trepando para volver a empezar. A veces te has preguntado por qué has tenido que atravesar puntos bajos y momentos en que fallas o caes, dado que las caídas pueden ser dolorosas y requiere un esfuerzo para salir gateando de los puntos bajos para seguir el viaje.
En muchos casos, el recorrido por los valles te deja valiosas enseñanzas de la vida. Cuando te parece que estás en la cima de una montaña, resulta fácil apoyarte en tus propias fuerzas, mientras que en el valle, se te recuerda con frecuencia que no es tu propia sabiduría y tus fuerzas las que han logrado las cosas, sino Mi poder, Mi unción y Mi fortaleza que han obrado en ti.
Recuerda que en el camino de tu vida tienes que pasar por ciclos. Cuando estás en la parte más baja del ciclo es cuando debes clamar a Mí, aferrarte a Mí y confiar más en Mí, ya que te puede parecer que te rodean los problemas, padecimientos, o derrota y desaliento. Independientemente de lo duros que sean los desafíos que enfrentes, Yo te guiaré y saldrás del punto bajo del ciclo hacia nuevos puntos altos de progreso y crecimiento.
Cuando todo esté oscuro y no veas nada, cuando todo te parezca una derrota a tu alrededor, o cuando encares problemas a los que no ves solución, búscame y confía en Mí para que te dé las soluciones. Te lo prometo: si clamas a Mí, responderé. Nunca te dejaré; jamás te abandonaré. ¡Estoy contigo en los puntos bajos y en los puntos culminantes del camino de tu vida! En tu vida no hay tiempo ni parte en la que no esté contigo.
Por tanto, no consideres que los reveses, las pruebas o dificultades sean derrotas. Considéralos más bien peldaños hacia el crecimiento y el progreso. Si no fuera por esos desafíos y padecimientos, tendrías la inclinación de caer en la complacencia y no te esforzarías por seguir avanzando, por tratar de resolver los problemas, y no acudirías a Mí afanosamente en busca de soluciones.
Por tanto, no te preocupes ni tengas miedo, sino más bien ten ganas de luchar. Sabes sin sombra de duda que estoy contigo y que, a medida que acudas a Mí, te ayudaré a avanzar para salir de esa fase del ciclo y a encaminarte hacia el ciclo de progreso y victoria.
Artículo publicado por primera vez en 1997. Texto adaptado y publicado de nuevo en noviembre de 2018.
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