octubre 11, 2018
¿Has sentido frustración por el hecho de que necesitas dormir tanto? ¿Te has preguntado por qué Dios hizo nuestro cuerpo de manera que necesitáramos dormir tanto?
Dormir puede parecer un lujo al que necesitamos renunciar para hacer lo que consideramos que son actividades mucho más importantes. Es muy fácil reducir ese espacio de tiempo aparentemente improductivo de nuestra vida y que usurpa muchas horas valiosísimas de nuestro corto período de años en este mundo. A primera vista, pareciera que el sueño restringe nuestros propósitos, obligándonos a dejar cosas sin hacer, a no ayudar a los necesitados, y que las aspiraciones no se cumplan, mientras languidecemos inmóviles, esperando que nuestro cuerpo recupere energías.
Con esa idea supongo que no es de asombrarse que tengamos la tentación de eliminar un poco de ese tiempo de sueño para hacer más de esto o para atender aquello. Sin embargo, dormir menos tiene sus consecuencias. Dormir es mucho más que una actividad que no es esencial. Es una parte fundamental del equilibrio que tiene el cuerpo para evitar que falle completamente.
El valor del sueño ha sido un gran tema de discusión para muchos especialistas durante años. El sueño tiene un impacto fuerte y positivo en muchísimos aspectos de nuestra vida. Se han llevado a cabo muchos estudios sobre los efectos del sueño. Recarga el cerebro, mejora la memoria, contribuye a vivir más, y aumenta la creatividad. Ese tiempo de reposo frena la inflamación dañina del cuerpo y mejora el desempeño general, física y mentalmente, en nuestro trabajo, estudio y juego. Dormir aviva nuestra atención, contribuye a que mantengamos un peso saludable, disminuye el estrés y nos ayuda a evitar accidentes. Dormir también alivia la depresión y proporciona muchos otros beneficios positivos.
El cuerpo de cada persona es diferente. Sin embargo, no hay duda de que dormir es importante para todos nosotros. Estos son algunos puntos que pueden motivarnos a hacer todo lo posible para darle la prioridad que se merece a esta parte fundamental de la vida.
D. A. Carson escribió:
«Somos seres complicados. Nuestra existencia física está unida a nuestro bienestar espiritual, a nuestra perspectiva mental, a nuestra relación con los demás, lo que incluye nuestra relación con Dios. A veces lo más piadoso que se puede hacer es dormir bien de noche, no orar toda la noche, sino dormir. No niego que puede haber motivos para orar toda la noche; solo insisto en que en una situación normal, la disciplina espiritual obliga a darle al organismo el descanso que necesita»[2].
Esa cita de D. A. Carson se parece a algo que el Señor ya me había revelado. Como la oración es importante en nuestra vida, si no dormimos bien, será mucho más difícil orar con eficacia si se tiene una mente nublada y un cuerpo debilitado.
Quiero dejarles algunos puntos que recibí del Señor en profecía acerca del tema esencial de hallar el equilibrio indicado con relación al sueño.
Dormir hace bien a tu espíritu. El tiempo en que duermes permite que tengas una conexión clara, sin límites, conmigo. Es tiempo de descanso, de procesar y sacar conclusiones y de llegar a entender mejor.
En el aspecto físico, dormir permite que el cuerpo tenga tiempo de reparar daños, crear reservas de fuerza física, reabastecerse de lo que necesita para combatir enfermedades, reconstruir músculo u otras cosas que se hayan debilitado o dañado, y de limpiar el organismo de residuos que no ha podido procesar cuando estabas despierto.
Mentalmente, el sueño proporciona tiempo para organizar todo lo que el cerebro ha observado y experimentado durante el tiempo de vigilia anterior y para evaluar conclusiones y sopesar posibilidades. Hay mucha verdad en esa frase conocida que dice la gente cuando no sabe qué decisión tomar: «Lo consultaré con la almohada». Tus ideas, sentimientos e información del día deben clasificarse y organizarse a fin de que se utilice de manera eficaz.
Hace falta tiempo y concentración a fin de sacar conclusiones de todas las experiencias y para considerarlas en relación con sucesos anteriores. Y eso sucede más eficazmente cuando estás durmiendo. El sueño contribuye a entender lo que ocurre en tu vida y a desarrollar maneras de utilizar ese conocimiento o esas experiencias de manera eficaz. Si no duermes lo suficiente, tu cuerpo y estado mental empiezan a debilitarse porque ciertas funciones esenciales solo ocurren cuando duermes.
Habrá veces en que las emergencias inevitablemente te quitarán sueño. Pero si el día a día te roba horas de sueño necesario, eso puede causar graves daños, sin mencionar que también te roba mucha felicidad, salud, motivación y paz por el estado de agotamiento en que te encuentras. Jesús, hablando en profecía
«En paz me acostaré y dormiré, porque solo Tú, oh Señor, me mantendrás a salvo» Salmo 4:8 (NTV).
«Cuando te acuestes no tendrás temor, sí, te acostarás y será dulce tu sueño» Proverbios 3:24 (NBLH).
«Es inútil que te esfuerces tanto, desde la mañana temprano hasta tarde en la noche, y te preocupes por conseguir alimento; porque Dios da descanso a Sus amados» Salmo 127:2 (NTV).
Artículo publicado por primera vez en enero de 2016. Texto adaptado y publicado de nuevo en octubre de 2018.
[1] Texto extraído de http://www.health.com/health/gallery/0,,20459221,00.html.
[2] http://headhearthand.org/blog/2014/05/14/arrogance-of-ignoring-our-need-of-sleep. La cita es de Scandalous: The Cross and Resurrection of Jesus, de D. A. Carson (Crossway, 2010), 147.
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