abril 10, 2018
«Examínense para ver si están en la fe; pruébense a sí mismos». 2 Corintios 13:5 (NVI)
¿Cuánto tiempo ha pasado desde que te hiciste un chequeo espiritual? Periódicamente vamos a ver a médicos y dentistas para someternos a un reconocimiento. De tanto en tanto, llevamos los autos a que les hagan una puesta a punto. En los colegios se hacen exámenes para verificar que los alumnos estén aprendiendo. También en nuestra vida espiritual de vez en cuando debemos hacer un chequeo de nuestra fe.
Es posible que conozcas la historia de un muchacho que fue a una farmacia para llamar desde un teléfono público que allí se encontraba. Llamó a una señora de apellido Johnson y preguntó:
—Señora Johnson, ¿necesita un chico que trabaje bien en el jardín? Yo soy muy trabajador.
—No, gracias. Ya tengo un chico que hace un trabajo excelente en mi jardín —contestó la señora Johnson.
—¿Llega a tiempo? ¿Cobra lo justo? ¿Es ordenado? ¿Hace un trabajo concienzudo? —insistió el muchacho.
La señora Johnson respondió:
—Agradezco tu interés, jovencito, pero estoy muy contenta con el trabajo que hace el chico que ahora me atiende el jardín. ¡Es muy bueno!
El muchacho dio las gracias y colgó.
El farmacéutico escuchó la conversación y quedó impresionado. Dijo al muchacho:
—Un momento, hijo, no sabía que buscabas empleo. ¡Te contrato! Puedes trabajar aquí en mi farmacia.
El muchacho respondió:
—Ah, no, gracias. ¡Ya tengo un buen empleo! Verá, Yo soy el chico que trabaja en el jardín de la señora Johnson. Solo quería verificar que estoy haciéndolo bien.
¿Verdad que de vez en cuando todos necesitamos hacer un chequeo de nuestra vida espiritual?: ¿Me siento cerca de Dios? ¿Mi fe funciona? ¿Confío más en Dios? Jesús dijo en el sermón del monte: «Por sus frutos los conoceréis»[1]. Hoy en día, ¿qué clase de fruto da nuestra vida? Tomado del sitio web Dial Hope[2]
«Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón». Salmo 139:23 (NVI)
Me parece sano hacerme un chequeo de corazón de manera periódica a fin de asegurarme de que estoy abierto a lo que el Espíritu Santo quiera indicarme. Así pues, permíteme que pregunte: ¿Estás listo para avivar tu vida, iluminar tus días y dejar un mayor legado que el que has pensado que sería posible? Sócrates, filósofo griego, dijo que una vida que no ha sido examinada no merece ser vivida. Así pues, a veces es bueno detenerse a reflexionar en dónde estamos y dónde queremos estar.
Esa es una actitud sana. ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es mi misión? ¿Dios me ha formado para llevar a cabo qué cometidos en particular? ¿Cuál es mi principal propósito? ¿Qué legado fui destinado a dejar tras de mí? ¿En la vida de quiénes debo influir? ¿Qué pasos debería dar? Proverbios 14:23 (NVI) dice: «Todo esfuerzo tiene su recompensa, pero quedarse solo en palabras lleva a la pobreza». ¡Debemos arremangarnos!
El salmista clamó en Salmo 139:23-24 (NVI): «Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno». Creo que le dice a Dios: «Examíname. Quiero vivir para ti. Mira dentro de mí. ¡Quiero mejorar!» David Macfarlane[3]
«Donde no hay visión, el pueblo se extravía». Proverbios 29:18[4]
¿Qué objetivos tienes? ¿Para qué cosas tienes fe? ¿Qué esperas que Dios haga este mismo año, no el que viene? ¿Qué crees que está sucediendo ahora mismo y qué piensas que pasará a partir de ahora? ¿Qué piensas hacer al respecto? ¿Qué esperas y deseas hacer?
Para un cristiano, la situación más incómoda es una situación cómoda. Uno de los mayores peligros es pensar que uno realmente está logrando algo, al punto de que pierde ese deseo irresistible que lo impulsa a no detenerse, ¡a seguir adelante aunque le cueste la vida!
No es cuestión de soñar con el futuro. Si no estás dispuesto a morir a diario por Jesús ahora mismo, ¡puede que jamás lo estés! Y eso empieza en tu mismo bloque, saliendo por el vecindario en el lugar del mundo donde vives. Me recuerda a la señora que cuando tuvo que salir a testificar, dijo: «¡Esto me mata!»
Pues ese es precisamente el sentimiento que te debiera dejar. Debiera matar tu orgullo, tu egoísmo y tu egolatría, y hasta puede representar un gran sacrificio físico y una gran tensión. Esa muerte diaria es la más difícil, porque hay que repetirla miles de veces. La que ocurre al final de la vida no es nada en comparación. ¡La muerte final es la graduación! En cambio, lo que requiere de mucho valor es esa lenta agonía, ese morir un poco cada día. David Brandt Berg
«Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». Marcos 12:30[5]
Para detectar problemas relacionados con la salud antes de que lleguen a ser graves, los médicos recomiendan hacerse un examen rutinario. Podemos hacer lo mismo para nuestra salud espiritual al formularnos preguntas basadas en el gran mandamiento[6] al que Jesús se refirió.
¿Amo a Dios con todo el corazón porque Él me amó primero? ¿Qué es más fuerte, mi deseo de ganancia terrenal o los tesoros que son míos en Cristo?[7] Él desea que Su paz reine en nuestro corazón.
¿Amo a Dios con toda mi alma? ¿Escucho a Dios que me dice quién soy? ¿Me alejo de deseos egoístas?[8] ¿Me vuelvo más compasiva, amable, humilde, tierna y paciente?[9]
¿Amo a Dios con toda mi mente? ¿Me centro en mi relación con Su Hijo o permito que mi mente divague a donde sea?[10] ¿Mis pensamientos llevan a problemas o a soluciones? ¿A unidad o a división? ¿A perdón o a venganza?[11]
¿Amo a Dios con todas mis fuerzas? ¿Estoy dispuesta a que me vean débil, a fin de que Dios pueda manifestar Su fuerza para mi bien?[12] ¿Me apoyo en Su gracia para ser fuerte en Su Espíritu?
A medida que permitimos «que habite [en nosotros]… la palabra de Cristo con toda su riqueza… con toda sabiduría»[13], Él nos preparará para edificarnos unos a otros a medida que nos ponemos en forma espiritualmente y seamos útiles para Él. Julie Ackerman Link[14]
Publicado en Áncora en abril de 2018.
[1] Mateo 7:15-20 (RVR 1995).
[2] http://www.dialhope.org/your-spiritual-checkup.
[3] Ignite Your Life (Thisway Communications, 2012).
[4] NVI.
[5] NVI.
[6] Marcos 12:30.
[7] Colosenses 3:1.
[8] Colosenses 3:5.
[9] Colosenses 3:12.
[10] Colosenses 3:2.
[11] Colosenses 3:13.
[12] Colosenses 3:17.
[13] Colosenses 3:16 (NVI).
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