noviembre 23, 2017
La profunda gratitud por todo lo que Dios me ha dado es el motivo por el que me dirijo a ti. En especial por la responsabilidad que siento hacia ti. Al vivir en estado de gracia, como todos ustedes, no conviene creer que le hacemos una bondad a Dios. No. Dios nos hace partícipes de Su bondad. La única manera de comprendernos es mediante la esencia de Dios y lo que Él hace por nosotros, no por lo que nosotros somos y lo que hacemos por Él. Romanos 12:3[1]
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La gratitud es la capacidad de vivir la vida como un regalo. Nos permite acceder a un mundo de maravillas, alegrías y humildad. Aumenta nuestra generosidad. Nos libera de la prisión de la preocupación.
La gratitud no es algo que le damos a Dios porque Él quiere asegurarse de que sabemos cuánto hace por nosotros. La gratitud es el don que nos otorga Dios y que nos permite recibir la bendición de Sus otras dádivas, de la misma manera que las papilas gustativas nos permiten disfrutar del regalo de los alimentos. Sin gratitud nos corroería la envidia, la insatisfacción y las quejas, dando por hecho que merecemos lo que tenemos y queriendo siempre más.
El sentimiento de gratitud es importante. Pero no esperes a sentirte agradecido para dar las gracias. Por lo general, los pensamientos y las acciones preceden a las emociones. C.S Lewis dijo en cierta ocasión que hay una delgada línea entre simular un sentimiento y sentirlo. Existe un motivo por el que la festividad se llama Acción de gracias y no sentimiento de gracias. John Ortberg[2]
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La gratitud puede convertir días normales en festividades, transformar trabajos rutinarios en explosiones de alegría y oportunidades comunes en bendiciones. William Arthur Ward
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Los cristianos más que nada tenemos una obligación ante Dios en señal de agradecimiento y gratitud por lo que Dios ha hecho ya por nosotros. No debemos andar buscando más y codiciando más en plan mezquino, jactándonos de tener más de forma egoísta, sino que más bien debemos desear servir abnegadamente a Cristo y a los demás, testificar y ganar almas para siempre. David Brandt Berg
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De niña, sentada entre mis padres los domingos por la mañana en la iglesia, solía escuchar la siguiente Escritura: «Dad gracias en todo»[3]. Y mi mente infantil respondía con el pensamiento: «Claro, hay que dar gracias por todas las cosas buenas que suceden en la vida». De vez en cuando, a lo largo de mis años mozos, aquellas palabras resonaron en mi mente y aprendí a sentir agradecimiento por muchas cosas obvias. Daba gracias por los regalos que recibía, por la bondad que otros me manifestaban y por todos los momentos bonitos y los amigos que tenía en la vida.
Expresar gratitud aun cuando las cosas marchaban mal me costaba mucho más, pero también me sorprendieron los resultados de hacerlo. Descubrí que el pasaje que dice que «Dios habita en las alabanzas de Su pueblo»[4] es un recordatorio de que la gratitud genera una energía capaz de revertir la situación. Y cuando me ponía a dar gracias, me venían las fuerzas y la capacidad para superar lo que fuera que amenazaba con vencerme desde el mundo exterior. A la larga, me daba cuenta de que lo que aparentemente eran circunstancias negativas, eran en realidad eventos fundamentales para encaminarme en una nueva dirección. A menudo, ahora que lo pienso, veía claramente que lo que yo había tomado como algo negativo era en realidad una bendición que me sirvió para madurar y adquirir mayor profundidad.
Estoy profundamente AGRADECIDA por haber descubierto el poder de la gratitud en mi vida, ¡y seguiré dando siempre gracias por TODO! Louise Hay[5]
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Celebremos algunas de las maravillas de la gratitud:
1. Cuando se siente y se expresa gratitud, al mismo tiempo no se puede tener ansiedad, preocupación ni temor.
Es como el dicho: «Cuando se deja entrar la luz, las tinieblas huirán por sí solas». El temor y la gratitud no pueden coexistir. Tener esa actitud de agradecimiento y permanecer en ese estado es una manera eficaz de combatir el temor y la preocupación.
2. Cuando tejemos gratitud en la tela de nuestra vida, le caemos mejor a la gente.
¿Por qué? Sencillamente porque será más agradable estar en nuestra presencia. A la gente le gusta rodearse de personas optimistas, positivas y esperanzadas. Le gusta la energía, las buenas vibraciones y el enfoque positivo de la vida. Cada persona enfrenta desafíos y tiene sus propios deseos ardientes; y nadie quiere echarse encima más malas noticias o dolor. Es muy renovador y reconfortante estar con personas agradecidas y que tienen una actitud positiva.
3. La gratitud mejora la salud y el bienestar general.
Se ha demostrado que poner en práctica la gratitud reduce el estrés, la ansiedad, la preocupación y el temor. Y no solo eso, causa una mejora en enfermedades que están relacionadas con esas emociones, como las cardiopatías, la presión alta y la depresión, entre otras.
Una manera de aumentar la gratitud en nuestra vida y de pensar más en nuestras bendiciones y en todo lo bueno que tenemos, es llevar un diario de gratitud. Mientras pensaba en el tema hace un tiempo, decidí empezar a escribir un diario de gratitud.
Según estudios realizados, escribir los motivos por los que estamos agradecimos conlleva beneficios bastante sorprendentes, como aumento de la felicidad, mejor descanso, menos soledad y menos síntomas de enfermedad. Lo que me encanta de la gratitud es que me recuerda lo que Dios ha hecho por mí: las numerosas alegrías que tengo en la vida, las oraciones respondidas, las victorias obtenidas y lo que Él ha hecho en la vida de mis seres queridos. Me recuerda que Dios está presente en mi vida, y leer lo que Él ha hecho me motiva a amarlo más y a estar más agradecido con Él.
Llevar un diario de gratitud ayuda a pensar más en lo bueno. Nos damos cuenta que cada día es extraordinario, y que los pequeños detalles son maravillas, y al hacer una pausa para recordarlos y ponerlos por escrito, los notamos más y los apreciamos más. Agradecer lo bueno hace que sucedan más cosas buenas. Peter Ámsterdam
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La gratitud es la puerta a una vida plena. Convierte lo que tenemos en más y ello se vuelve suficiente. Transforma el rechazo en aceptación, el caos en orden, la confusión en claridad. Transmuta una comida en un banquete, una casa en un hogar, un extraño en un amigo. La gratitud aclara nuestro pasado, aporta paz al presente y crea una visión agradable del futuro. Melody Beattie
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Mi presencia es una fuente inagotable de alegría: ¡un festín constante! […] Soy el Espíritu de vida. El agradecimiento y la gratitud contribuyen a ahuyentar el temor; conducen al remordimiento a un callejón sin salida; atraviesan de un salto los profundos cañones de la preocupación y aterrizan en los prados de la paz y la calma, donde habito Yo. Les dan un viaje tranquilo, impulsado por el soplo de Mi Espíritu. Tu espíritu es un vehículo, y la carga que lleva determina tu dirección y tu destino. Si llevas de pasajera a la gratitud y el combustible es la energía de la alabanza, tarde o temprano alcanzarás las alturas del cielo, donde habito Yo. Jesús, hablando en profecía
Publicado en Áncora en noviembre de 2017.
[1] Versión Reina-Valera.
[2] John Ortberg, When the Game Is Over, It All Goes Back in the Box (Zondervan, 2009).
[3] 1 Tesalonicenses 5:18.
[4] Salmos 22:3.
[5] Louise Hay y amigos, Gratitude: A Way of Life (Hay House, 1996).
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