abril 11, 2017
En el mundo hay muchas iglesias con torres y campanarios. Cuando los comunistas intentaron prohibir la religión en Rusia y en Europa Oriental, olvidaron que la cruz estaba en muchas de sus iglesias y catedrales. Muchas personas llevan en el cuello una cruz, pero no saben lo que significa. ¿Qué significa para ti esta noche?
En primer lugar, la cruz muestra lo más profundo de nuestros pecados. No nos damos cuenta de lo que es el pecado a los ojos de Dios, que lo ofende profundamente y nos separa de Él. Antes de que Jesús fuera a la cruz, oró en Getsemaní. Fue una experiencia angustiosa. Estaba afligido. Oró a Dios: «Si es posible, haz que pase de Mí esta copa. Pero que no sea como Yo lo quiero, sino como lo quieres Tú»[1]. Miró la copa, ¿y qué vio en la copa? ¡Vio los pecados de todo el mundo! Vio asesinato, guerra, prejuicio racial, adulterio, mentiras y fraude.
Hay quienes preguntan: «¿Qué es el pecado?» El pecado es no alcanzar la justicia de Dios. Dios es justo y santo. No puede mirar el pecado. Es posible que a simple vista un diamante parezca perfecto. Pero si lo llevamos a un especialista y mira el diamante con una lupa, él verá los defectos. Y Dios nos mira así. […] Las Escrituras dicen que todos hemos pecado. No logramos reunir los requisitos que pide Dios. […]
La Biblia dice que somos pecadores por naturaleza y por decisión propia. Santiago 4:1-3 dice: «¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis y ardéis de envidia y nada podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, pero no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites»[2]. Todos somos así. El pecado afectó nuestra mente. Las Escrituras dicen: «El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente»[3].
Asimismo, el pecado afecta la voluntad. Jesús dijo: «Todo aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado»[4]. Eres culpable de algo. No puedes quitarte esa mala costumbre. Te gustaría, pero no tienes el poder para hacerlo. Eres un esclavo. Clamas por libertad, pero no hay escapatoria. Sin embargo, Jesús dijo: «Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres»[5]. Jesús, entonces, dijo que Él es la verdad[6].
El pecado también afecta la conciencia. Todos tenemos conciencia. A veces es una pequeña luz roja que aparece cuando pecamos contra Dios. Sin embargo, se puede tener una conciencia que ya no funciona. Has ido en contra de tu conciencia por tanto tiempo que ésta ha muerto. Ya no te sorprendes ni te ofendes por el pecado que te rodea ni por el pecado en tu propia vida.
El pecado tiene un castigo. La paga del pecado es la muerte. Esta noche, la Cruz le dice al mundo: «Eres pecador. Has sido condenado a la pena de muerte». Eso significa muerte espiritual, muerte eterna. Pero la Cruz no solo nos muestra nuestros pecados, también nos hace ver el amor de Dios. Esta noche, Dios dice: «Te amo. Sea lo que sea que hayas hecho —lo mal que te hayas portado—, te amo». Y la muerte de Cristo es lo que consigue la buena nueva. Dios te dice: «Te amo. Te perdono debido a lo que Jesús hizo en la cruz».
La Cruz es un perdón; es un indulto que suspende la pena de muerte a personas que no lo merecen. Ninguno de nosotros merece la salvación. Ninguno de nosotros merece ir al Cielo. Sin embargo, Dios es amor[7], y Dios es gracia y misericordia. La gracia es algo que no se merece, algo que Dios da. Esta noche, Dios te ofrece un indulto. Te ofrece el perdón; te ofrece la seguridad del Cielo si mueres. Y eso puede suceder aquí mismo esta noche. «Dios muestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros»[8]. […]
Jesús murió en la cruz por ti, y las Escrituras dicen que ya no puedes ser la misma persona una vez que has estado ante la Cruz: «Si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas»[9].
¿Te parece que tu vida ha sido un fracaso? ¿Que tu vida se ha trastocado por completo? ¿No sabes qué dirección tomar? Lo que decidas esta noche afectará toda tu vida. También afectará en dónde pasarás la eternidad. ¿Dónde estarás dentro de cien años? No estarás aquí, pero la Cruz te garantiza una vida futura. La Cruz es seguida por la Resurrección. La muerte de Cristo no fue el fin. Hay una Resurrección de Jesucristo.
Las Escrituras nos enseñan que Cristo reconcilia al mundo con Él. Te reconciliará. El pecado te separa de Dios. Pero cuando llegas a la Cruz, te unes con Dios, y llegas a ser partícipe de Su naturaleza. Billy Graham[10].
¿Por qué la cruz es el símbolo de nuestra fe? Para encontrar la respuesta, no hay que mirar más allá de la cruz misma. Su diseño no podría ser más sencillo. Una viga horizontal, la otra vertical. Una se extiende hacia los lados, como el amor de Dios. La otra se extiende hacia arriba, como lo hace la santidad de Dios. Una representa la anchura de Su amor; la otra refleja la altura de Su santidad. La cruz es el punto de encuentro de Su amor y santidad. La cruz es donde Dios perdonó a Sus hijos sin rebajar Sus niveles de exigencia.
¿Cómo pudo hacer eso? En pocas palabras: Dios puso nuestro pecado sobre Su Hijo y allí castigó ese pecado. «Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios»[11]. En otra versión: «Cristo nunca pecó. Pero Dios lo trató como si hubiera pecado, para declararnos inocentes por medio de Cristo»[12]. Aceptables a Dios.
Visualiza ese momento. Dios está sentado en Su trono y tú estás en la Tierra. Y entre Dios y tú, suspendido entre el Cielo y tú, está Cristo en Su cruz. Tus pecados han sido puestos sobre Jesús. Dios, que castiga el pecado, desata Su ira justa sobre tus fallos. Jesús recibe el golpe. Puesto que Cristo está entre Dios y tú, no recibes el golpe. Se ha dado el castigo por el pecado, pero estás a salvo, a salvo en la sombra de la cruz. Eso es lo que hizo Dios, pero ¿por qué? ¿Por qué lo haría? ¿Deber moral? ¿Obligación celestial? ¿Requisito paternal? No. Dios no está obligado a hacer nada. Además, examinemos detenidamente lo que hizo Dios. Entregó a Su hijo. Su Hijo único. ¿Tú harías eso? ¿Ofrecerías la vida de tu hijo por otra persona? Yo no lo haría. Daría mi vida por algunas personas. Pero si me piden que haga una lista de las personas por las que sacrificaría a mi hija, esa hoja estará en blanco. No necesito lápiz. No habrá ningún nombre en la lista.
Sin embargo, la lista elaborada por Dios contiene el nombre de todas las personas que hayan vivido. Porque ese es el alcance de Su amor. Y esa es la razón de la cruz. Dios ama al mundo. «Dios amó tanto al mundo que dio a Su único Hijo»[13]. Tan audazmente como la viga vertical proclama la santidad de Dios, la viga transversal declara Su amor. Y ¡es inmensa la anchura de Su amor! […] Es agradable ser incluido. No siempre es así. Las universidades excluyen a los que no son suficientemente inteligentes. Las empresas excluyen a los que no están suficientemente cualificados y, por desgracia, algunas iglesias excluyen a los que no son lo bastante buenos. Sin embargo, aunque ellas te excluyan, Cristo te acepta.
Cuando le pidieron que describiera la anchura de Su amor, Él extendió una mano a la derecha y la otra a la izquierda para que las clavaran en esa posición de modo que supieras que murió amándote. Max Lucado
Moisés dijo que sin el derramamiento de la sangre no podía haber expiación de pecados[14]. Esa era la ley; pero Jesús dijo: «Este es el nuevo pacto en Mi sangre»[15].
Jesús murió en el altar de Dios, la cruz, lo cual es un hecho aceptado por todo cristiano y todo hijo o hija de Dios que cree que en Jesús hay salvación y que Su sangre fue derramada por sus pecados. Él fue el máximo sacrificio final por el pecado. Fue el último Cordero de Dios inmolado por la expiación de nuestros pecados. Llevó sobre Sí mismo el castigo de nuestros pecados, en Su propio cuerpo en aquel madero, la cruz, y ese fue, en lo que a Dios respecta, el último sacrificio de sangre por el pecado.
El costo de nuestra salvación fue un regalo invalorable: Jesús y Su sangre. Fue el regalo de más alto precio que alguien podía recibir, el precio más elevado que alguien podía pagar por nuestra salvación, y solamente Jesús podía hacerlo. Por más que te esfuerces y trates de pagarlo con tus obras, el precio será siempre demasiado elevado para ti. ¡Solo Jesús podía pagarlo! Dios ni siquiera escatimó a Su propio Hijo, Jesucristo, sino que lo dejó morir en la cruz para que Él nos diera todas las cosas. ¡Cuánto amor! David Brandt Berg
La cruz de Jesús es la revelación del juicio de Dios sobre el pecado. Nunca asocies la cruz de Jesucristo con la idea de martirio. La cruz fue un triunfo magnífico que sacudió los cimientos del infierno. No hay nada más seguro e irrefutable en el tiempo o la eternidad que lo que Jesucristo hizo en la cruz: Este hecho hizo que toda la raza humana volviera a tener una relación correcta con Dios, e hizo de la redención la base de la vida humana. En otros términos, abrió el camino para que cada persona tenga comunión con Dios.
La cruz no fue algo que le ocurrió a Jesús: Él llegó allí con un propósito. Jesús es el «Cordero que fue sacrificado desde la creación del mundo» (Apocalipsis 13:8 NVI). […] La cruz no es la de un hombre, sino la de Dios, y no se puede entender del todo por medio de la experiencia humana. La cruz es la manifestación de la naturaleza de Dios, la puerta por donde todo miembro de la raza humana puede entrar a fin de tener una unión con Dios. Cuando llegamos a la cruz, no la atravesamos; permanecemos en la vida en que la cruz es la puerta de entrada.
El centro de la salvación es la cruz de Cristo. Y la razón por la que es fácil obtener esta salvación es porque a Dios le costó muchísimo. La cruz es el punto en que Dios y el hombre pecador se funden en uno solo por causa de una colisión, y donde se abre el camino a la vida. Pero el choque fue contra el corazón de Dios. Oswald Chambers
Publicado en Áncora en abril de 2017.
[1] Mateo 26:39 (RVC).
[2] RVR 1995.
[3] 1 Corintios 2:14 (RVR1995).
[4] Juan 8:34 (RVR1995).
[5] Juan 8:32 (RVR1995).
[6] Juan 14:6.
[7] 1 Juan 4:8.
[8] Romanos 5:8 (RVR1960).
[9] 2 Corintios 5:17 (RVR1995).
[10] https://billygraham.org/decision-magazine/january-2005/the-meaning-of-the-cross/.
[11] 2 Corintios 5:21 (NBD).
[12] 2 Corintios 5:21 (TLA).
[13] Juan 3:16 (NTV).
[14] Levítico 17:11.
[15] 1 Corintios 11:25.
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