Un corazón tranquilo

agosto 9, 2016

Recopilación

[A Tranquil Heart]

«Un corazón tranquilo es vida para el cuerpo…» La palabra tranquilo aquí en el original en hebreo significa esencialmente un corazón libre de envidia; con sus emociones y pasiones bajo control. Es tranquilo. Confiado. No atemorizado ni frenético.

En lugar de permitir que nuestro corazón caiga preso de la envidia, pidámosle a Dios que nos ayude a cultivar un corazón sereno. En lugar de no quitarles a los demás los ojos de encima, miremos hacia arriba, a Dios, pidámosle que nos permita aceptar nuestra personalidad única y nuestros talentos, incluso nuestros defectos.

Cultivamos un corazón tranquilo cuando nos saturamos de la Palabra de Dios, atesorando Su sabiduría en el corazón. Luego podemos acudir a Su Palabra cuando la necesitamos para enfrentar situaciones y calmar nuestras emociones, que a veces se descontrolan.

Cultivamos un corazón tranquilo cuando damos prioridad a la oración y vemos cómo Dios responde a nuestras peticiones específicas, en el momento siempre perfecto que Él escoge.

Cultivamos un corazón tranquilo cuando confiamos en Dios sobre nuestras circunstancias, creemos que Él tiene en  cuenta nuestros intereses y nos proponemos cumplir con el rol específico que Él tiene planeado para nosotros en esta vida.  Karen Ehman[1]

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Señor, dame fe para vivir día a día
y hacer mi parte con un corazón tranquilo,
y tomando Tu mano, seguir Tu camino.

Señor, dame fe para vivir día a día
con una mente calmada y encontrarte,
y como niño a donde vayas seguirte.

Señor, dame fe para entregártelo todo,
el futuro es Tu regalo y no quiero con mano
levantar el velo que Tú pusiste entre él y yo.

Cuando ya no tengo donde apoyarme,
cuando mi fortaleza se desvanece;
cuando mi única seguridad es que Tú reinas,
es el momento en que debo confiar.

Es mejor andar por fe que por vista
en este sendero Tuyo y mío;
y en la noche más oscura, cuando no hay más luz
es el momento de que mi fe me ilumine.

John Oxenham

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Aunque el mundo algún día, después de la segunda venida de Jesús, conocerá la paz en el sentido de ausencia de guerra, la paz a la que se suele aludir en la Palabra de Dios tiene que ver con el bienestar integral de las personas, tanto física como espiritualmente. La Escritura manifiesta reiteradamente que ese bienestar integral, esa tranquilidad y ese shalom provienen de una relación sana con Dios, la cual se gesta por medio del Salvador.

Podemos entonces poseer la plenitud del shalom: cabalidad, vitalidad, seguridad, contentamiento, tranquilidad, armonía y paz interior, que es la fuente de serenidad en medio de las tormentas y los apremios que todos enfrentamos a lo largo de la vida. Es precisamente esa justicia, producto de la salvación obtenida mediante el sacrificio de Jesús, la que nos brinda paz con Dios y que a su vez constituye la base de la paz verdadera que gozamos en nuestro interior.

Encontramos paz en el Salvador, paz cuando amamos la Palabra de Dios, paz cuando nuestros caminos complacen al Señor, paz por medio de la presencia del Espíritu Santo, paz en la fe y paz cuando Cristo reina en nuestro corazón.  Peter Amsterdam.

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La Biblia utiliza la palabra paz de diferentes maneras. Paz a veces se refiere a la relación de amistad entre Dios y la humanidad. Esta paz entre un Dios santo y la humanidad pecaminosa se ha logrado gracias a la sacrificada muerte de Cristo, «haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz»[2]. Además, el Señor Jesús en Su función de Sumo Sacerdote mantiene ese estado de amistad en nombre de todos «los que por medio de Él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos»[3]. Este estado de amistad con Dios es prerrequisito para obtener el segundo tipo de paz, a la que a veces se menciona como una mente tranquila. Solo cuando «tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo»[4] experimentamos la verdadera paz mental que es un fruto del Espíritu Santo; es decir, Su fruto manifestado en nosotros[5].

Isaías 26:3 dice que Dios nos guardará en «completa paz» si nuestro pensamiento «persevera» en Él, lo que quiere decir que nuestra mente se apoya en Él, se centra en Él y confía en Él. Nuestra tranquilidad de mente es «completa» o incompleta en la medida en que nuestros «pensamientos perseveran» en Dios en lugar de en nosotros o en nuestros problemas. La paz se siente cuando creemos lo que dice la Biblia sobre la proximidad de Dios[6], y sobre Su bondad y poder, Su misericordia y amor por Sus hijos, y Su completa soberanía sobre todas las circunstancias de la vida. Pero no podemos confiar en alguien que no conocemos, y es crucial, por lo tanto, llegar a conocer íntimamente al Príncipe de Paz, Jesucristo.

La paz se tiene como resultado de la oración. «No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.»[7]

La paz de mente y corazón se tiene al reconocer que hay un Padre plenamente sabio y amoroso que tiene un propósito para nuestras pruebas. «Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con Su propósito»[8]Tomado de gotquestions.org[9]

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Si entendemos que nuestro primer y único deber consiste en amar a Dios primeramente y amar a los demás, incluso a nuestros enemigos, por el amor de Dios, entonces podemos disfrutar de tranquilidad espiritual bajo cualquier circunstancia.  A. W. Tozer (1897-1963)

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No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en Mí.  Juan 14:1 (NVI)

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¿En qué piensas cuando escuchas la palabra tranquilidad? Hay muchas imágenes que la gente relaciona con la calma y la serenidad. Es posible que sea un lago tranquilo donde el agua es como un espejo y no hay viento ni olas. Tal vez sea un campo de flores delicadas que están en perfecta quietud. O tal vez pienses en un día de invierno cuando cae la nieve y envuelve la tierra de un pacífico silencio.

Sea cual sea la imagen que tengas de la tranquilidad, así quiero que seas en tu interior. Quiero que tengas tranquilidad y reposo. No quiero que seas una persona atribulada. A fin de hallar esta tranquilidad, dedica tiempo a meditar en Mí. La verdadera tranquilidad de espíritu solo puede provenir de Mí, a medida que dediques tiempo a la oración y a la meditación. Así pues, dedica tiempo y halla la tranquilidad que necesitas.

Permite que Mi Espíritu fluya a través de ti. Soy paz y calma. Puedes disfrutar de Mi presencia a medida que medites en Mí y en Mi Palabra. Permíteme que llene tus pensamientos con imágenes de armonía y quietud. Alábame por Mi naturaleza pacífica, tranquila.  Jesús, hablando en profecía.

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La tranquilidad interior viene del desarrollo del amor y la compasión. Cuanto más nos interesa la felicidad de los demás, más bienestar personal sentimos.  Dalai Lama

Publicado en Áncora en agosto de 2016.


[1] http://proverbs31.org/devotions/devo/the-mythical-mosaic-of-motherhood.

[2] Colosenses 1:20.

[3] Hebreos 7:25.

[4] Romanos 5:1.

[5] Gálatas 5:22.

[6] Como en Salmo 139:1–12.

[7] Filipenses 4:6–7.

[8] Romanos 8:28.

[9] http://www.gotquestions.org/peace-of-mind.html.

 

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