Caleidoscopio de colores

julio 18, 2016

Palabras de Jesús

[A Kaleidoscope of Color]

«Esperamos con confianza y alegría participar de la gloria de Dios. También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con Su amor».  Romanos 5:2-5 (NTV)

Creo un collage con tu vida a partir de los fragmentos ocasionados por las dificultades que enfrentas, las batallas que libras y hasta los errores que cometes. Mi intención no es únicamente que ese collage sea un cuadro bonito ni un dibujo vistoso para que lo admiren, sino un conductor de Mi luz. Mi luz resplandecerá a través de esa colorida vidriera confeccionada con tus fragmentos que formará Mi diseño perfecto. Lucirá unos colores preciosos y dará más profundidad, luz y belleza a la vida de quienes sigan tus pasos.

Cada vez que tu fe se pone a prueba crea una nueva figura en el vitral de tu vida. Te parecerá que tu vida sería más fácil sin esos desafíos y contrariedades. Pero sin ellos no adquirirías esas experiencias tan valiosas con las que diseño el collage de tu vida.

Cuando otros ven que padeces los mismos quebrantamientos que ellos han experimentado, y que forman un caleidoscopio de colores, eso les levanta la moral y les da esperanza. Al ver que también has batallado con dificultades y problemas, la fe se les fortalece y renueva. Ver que aún sigues luchando y que no has perdido tu fe les inspira fe en que ellos también pueden hacerlo. Ver que te han tocado los mismos padecimientos, pruebas y batallas difíciles que los de ellos, los anima a continuar aferrándose a la esperanza.

Entiendo el peso de los problemas que enfrentas y que a veces parece que te abruman. También fui varón de dolores y experimentado en quebranto. Sé lo que es el dolor, sufrir hondo pesar y conmoverse. Yo sufrí en todos los aspectos como tú[1]. Aunque Mis experiencias fueron diferentes a las tuyas, si observas el vitral de Mi vida en la Tierra, verás los mismos fragmentos que los tuyos. Afronté obstáculos, tribulaciones y sufrimientos. Se me quebrantó como ahora te parece que te quebrantas. Hubo muchos fragmentos de Mi vida —fragmentos causados por duras experiencias, dificultades, pruebas, sufrimientos, tentaciones, pesar y lágrimas— que Mi Padre transformó en un maravilloso e imponente mensaje de esperanza, valor, fe y amor supremo.

Te prometo que no habrá un solo fragmento de tu vida que no encontrarás también en la Mía. Experimenté esas cosas para que pudiera alumbrarte con Mi luz de esperanza, valor, fe, paz y amor sublime.

El galardón por las tribulaciones y pruebas de esta vida es mucho mayor que el costo de afrontarlas. Como dijo tan apropiadamente el apóstol: «Tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse»[2]. Los sufrimientos no se pueden comparar con la gloria y el honor que te tengo reservados.

Aprovecho todas las piezas, hasta esos fragmentos de tu vida, para diseñar Mi obra maestra. A Mis ojos, la vida de ustedes es hermosa, aun con sus experiencias duras. Sé que el vidrio les corta las manos y los fragmentos les desgarran el corazón. Pero si me los encomiendan, los colocaré en su debida perspectiva. Te indicaré con qué ojos mirar esos añicos de tu vida y tu situación. Los enmarcaré dentro de lo que es el bien perfecto que quiero obrar en tu vida y en el lugar en que todo esté entretejido de manera intrincada para tu bien, donde ya no te harán daño. Una vez que esos fragmentos estén en Mis manos y hayas aprendido a verlos como los veo Yo, puedes estar libre de ese dolor agudo que sentiste al principio a medida que experimentes el bien máximo que añadirá esa nueva piedra preciosa a tu vida y tu servicio para Mí.

No dejes de mirarme como el autor y consumador de tu fe. A medida que lo hagas, verás resplandecer Mi luz a través de tu vida y que toda dificultad y situación desagradable se transforma en Mi diseño perfecto para tu vida, un diseño de belleza y gracia.

Nunca olvides que Yo estoy en ti y contigo, y aunque en este mundo tendrás aflicción, puedes animarte, pues ¡Yo he vencido al mundo![3]

 

No se cansen

«Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. Ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien».  Hebreos 12:3; 2 Tesalonicenses 3:13 (NVI)

Has llegado a entender que las pruebas y padecimientos son de por vida. Quiero que sepas que puedes aceptar ese concepto con buen talante, nobleza y espíritu de fe y confianza en las muchas promesas que te he hecho: que no permitiré que tengas más de lo que puedes soportar[4], y que cualquier cosa a la que renuncies por Mí y Mi reino en esta vida se te compensará al ciento por ciento[5].

En muchos casos, al enfrentar diversas pruebas y padecimientos lo que te impide «tener por sumo gozo» es el agotamiento que sufres al librarlas[6]. El desgaste te hace perder la esperanza y la fe. Te da un sentimiento de resignación, de que es un día más, una batalla más, y que el pesar o la desgana que sientes al enfrentarla es natural y comprensible, por tener que ponerse a luchar una vez más. ¿Y a quién le gusta eso?

Es fácil pensar que estás agotado, sobrecargado y agobiado y no das abasto durante esos tiempos de prueba; que es demasiado. Sin embargo, la verdad es que batalla y agotamiento no son sinónimos. Aunque las batallas sean de por vida, el abatimiento no tiene por qué serlo.

Estar abatido es como tener el alma envuelta en un manto mojado que apaga tu llama y te impide arder con brillo y fulgor para levantarte la moral cuando más la necesitas. Es un elemento contaminante en el aire que te rodea, y te dificulta la respiración y te nubla la vista. Como una artritis espiritual que penetra las coyunturas, causa molestia y dolor y te hace sentirte viejo, inútil, rígido e incapaz de mantenerte al ritmo de los desafíos de la vida.

Si quieres saber cómo tener por sumo gozo y cómo gloriarte en tus padecimientos y sufrimientos —ya sea que duren mucho o poco—, si quieres saber cómo puedes enfrentar los desafíos de la vida sin esa carga de abatimiento, deja que Mi Palabra y Mis promesas llenen tu corazón, mente y espíritu con un gozo inefable[7]. Deja que la paz que sobrepasa todo entendimiento guarde tu mente y corazón[8].

Artículo publicado por primera vez en marzo de 2006. Texto adaptado y publicado de nuevo en julio de 2016.


[1] Isaías 53:3-4; Hebreos 4:15.

[2] Romanos 8:18.

[3] Juan 16:33.

[4] 1 Corintios 10:13.

[5] Mateo 19:29.

[6] Santiago 1:2.

[7] 1 Pedro 1:8.

[8] Filipenses 4:7.

 

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