julio 20, 2015
Tu palabra es una lámpara que guía mis pies y una luz para mi camino. Salmo 119:105[1]
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El secreto para encontrar el camino, para saber a dónde ir y llegar al destino que he dispuesto para ti en la vida, es que te guíes por Mi Palabra, que ella sea la luz que traspase las tinieblas y te enseñe el rumbo que debes seguir.
Un detalle interesante es que cuando se tiene una luz o una lámpara en la mano alumbra delante de uno. No alumbra a la distancia donde no le beneficia. Alumbra lo que le rodea, y a medida que avanza le va mostrando más del camino. Por eso comparé Mi Palabra con una lámpara, porque para que la Palabra tenga verdadera eficacia en tu vida debes dejar que alumbre en torno a ti. Al hacerlo, ves hacia dónde vas y echas a andar, y conforme avanzas vas viendo más y se te aclara el camino.
Me agrada que Mis hijos sean fieles en seguir la senda que les revela la luz de Mi Palabra. El viajero que se abre paso en la oscuridad tiene que tener fe en que su lámpara lo ayudará a no desviarse. Si decide buscar el camino por sus propios medios y sin una lámpara acaba por perderse y no saber por dónde seguir. Cuando el viajero clama a Mí, le devuelvo la luz y lo pongo en el buen camino.
Mi Palabra es esa luz en tu vida, y hay que esforzarse por cultivar el hábito de abrir el corazón a esa luz y absorberla. Cuanto más dedicas tiempo al estudio de Mi Palabra y le das prioridad en tu vida, más se arraigará el hábito y más sentirás que cobra vida en ti.
A medida que sigas esforzándote por seguir la dirección que te indico, y recibas todas las nuevas instrucciones que tenga para ti, la luz de Mi Palabra seguirá guiándote, alumbrándote y enseñándote el camino.
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Vístanse con la presencia del Señor Jesucristo. Romanos 13:14[2]
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Busca Mi rostro al inicio del día. Esta práctica hace que te «vistas» de Mí durante el día. La mayoría de la gente se pone la ropa al salir de la cama. De modo parecido, cuanto antes te «vistas» de Mí al comunicarte conmigo, tendrás mejor preparación para hacer frente a cualquier cosa que te suceda.
«Vestirte» de Mí esencialmente es tener Mi mente, tener Mis pensamientos. Pide al Espíritu Santo que guíe tus pensamientos; transfórmate mediante la renovación en tu interior. Así tendrás lo que hace falta para enfrentar a las personas y situaciones que pongo en tu camino. Cubrir tu mente con Mi presencia es la mejor preparación para cada día.
Manifiesta tu confianza en Mí al sentarte en silencio en Mi presencia. Deja de lado todo lo que espera ser atendido y no te preocupes de nada. Este tiempo que pasamos juntos es sagrado; te fortalece y prepara para enfrentar lo que suceda en el día. Al esperar conmigo antes de que empieces las actividades del día, proclamas la realidad de Mi presencia viva.
Cuando necesites actuar, te guiaré claramente por medio de Mi Espíritu y Mi Palabra. El mundo es muy complejo y hay una estimulación excesiva, por lo que fácilmente puedes perder tu sentido de orientación. Cuando pasas tiempo conmigo, hago que vuelvas a recuperar el sentido de orientación.
¡Ven a Mí y escucha! Sensibilízate a Mi voz y recibe Mis mayores bendiciones. Maravíllate al ver que tienes comunión con el Creador del universo mientras te encuentras cómodamente en tu hogar.
Aunque soy el Rey del universo, soy totalmente accesible para ti. A dondequiera que vayas estoy contigo. Nada puede separarte de Mi presencia. Cuando grité en la cruz «¡consumado es!», el velo del templo se partió en dos partes de arriba abajo. Eso abrió camino para que te encontraras cara a cara conmigo, sin protocolos ni sacerdotes. Yo, el Rey de reyes, te acompaño en todo momento[3].
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El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida. Juan 6:63[4]
Un rato provechoso de estudio de Mi Palabra es comunicarte conmigo de corazón y proporcionar a tu espíritu el alimento espiritual que necesita para el día o el reto. Es entablar contacto espiritual conmigo. A medida que haces un esfuerzo espiritual por el que tu alma se enlace conmigo y así te reabasteces, te renuevas y recargas fuerzas.
Un rato provechoso es descansar en Mis brazos y sentarte a Mis pies como María, feliz por la oportunidad de recibir lo que te doy y embeber Mi Espíritu. Es experimentar una intimidad particular conmigo en tu mente, tu corazón y tu espíritu, y dedicarme tiempo y concentración permitiéndome que satisfaga tu hambre espiritual.
Yo soy la Palabra, y al conectarse conmigo en los ratos que dedican a leer Mi Palabra, se fundirán más conmigo. A medida que lean y estudien Mi Palabra, procuren aplicarla y la guarden en su corazón, harán progresos en experimentar Mi presencia viva y llegarán a conocerme de manera más íntima, profunda y personal. Se fundirán aún más conmigo y con Mi Palabra.
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Los sabios resplandecerán con el brillo de la bóveda celeste; los que instruyen a las multitudes en el camino de la justicia brillarán como las estrellas por toda la eternidad. Daniel 12:3[5]
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La verdadera sabiduría eterna es conocerme a Mí. No solo hay sabiduría, sino también gran placer al conocerme de corazón. Ese placer supera con creces todo lo que el mundo tenga que ofrecer. Además, los sabios resplandecerán como la brillantez del firmamento. Así pues, recibirás una recompensa excelente por tu práctica prudente de disfrutar de Mi presencia. Los perspicaces de Mi reino son los que tienen un verdadero entendimiento de Mí que está cimentado en Mi Palabra. Mientras más asimiles las Escrituras —permitiéndoles que penetren en tu corazón, mente y espíritu— mejor me conocerás. Los que me conocen como su Salvador resplandecerán eternamente en el Cielo. Permite que esa promesa centelleante te llene de gran esperanza.
Otro privilegio formidable que te ofrezco es llevar a muchos hacia la rectitud. Tu vida y tus palabras pueden influir en los demás para que vayan por el buen camino. A medida que procures vivir cerca de Mí, de disfrutar de Mi presencia, tu luz resplandece delante de los hombres, ayudándolos a encontrarme. Influir en los demás para que sigan la rectitud aumenta tu capacidad de resplandecer como las estrellas eternamente. Vivir cerca de Mí no solo te bendice ahora, ¡sino que aumenta tu capacidad de reflejar Mi gloria por toda la eternidad![6]
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Señor, concédeme Tu amor inagotable, la salvación que me prometiste. […] porque confío en Tu palabra. No arrebates de mí Tu palabra de verdad, pues Tus ordenanzas son mi única esperanza. Seguiré obedeciendo Tus enseñanzas por siempre y para siempre. Caminaré en libertad, porque me he dedicado a Tus mandamientos. A los reyes les hablaré de Tu ley, y no me avergonzaré. ¡Cuánto me deleito en Tus mandatos! ¡Cómo los amo! Honro y amo Tus mandatos; en Tus decretos medito. Salmo 119:41-48[7]
Publicado en Áncora en julio de 2015.
[1] NTV.
[2] NTV.
[3] Sarah Young, Jesus Calling (Thomas Nelson, 2010).
[4] NVI.
[5] NVI.
[6] Sarah Young, Jesus Lives (Thomas Nelson, 2009).
[7] NTV.
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