Oración de alguien que sufre

junio 15, 2015

María Fontaine

[A Sufferer’s Prayer]

Esta es una plegaria que leí. El autor sufría y sentía que el dolor nunca terminaría. Esta es una oración para ti si te parece que no puedes soportar mucho más. Asimismo, puedes pasar esta oración a quienes desees consolar. Alguien que sufre dirige esta oración a Jesús.

Lo mejor de todo es que después de la oración, hemos puesto un mensaje de Jesús para quienes sufren. Jesús también sufrió y ahora es nuestro compañero fiel. Lo entiende, porque lo ha experimentado.

Señor, heme aquí, acostado, mirando el techo, preguntándome si mis palabras llegarán siquiera al desván. Todo movimiento me duele. Procuro tener pensamientos tranquilos, pero el dolor irrumpe de forma brusca. Trato de tararear un himno antiguo de palabras de consuelo, pero el dolor roba la canción. Intento ver lo que ocurre afuera, al otro lado de la ventana ­—el sol reflejado en las hojas, una ardilla que hace su número de equilibrismo—; luego, el dolor corre la cortina. Procuro escuchar los sonidos de la vida cotidiana —la máquina que corta el césped, los niños que se llaman unos a otros, las cebollas que chisporrotean en una sartén—, mas el dolor me tapa los oídos.

Por fin, intento ser amigo del dolor, negociar un acuerdo, saldar cuentas con la esperanza de que haya tregua. Tierno Jesús, no quiero que gane el dolor. Sin embargo, estoy tan cansado de la lucha. El dolor lleva las de ganar; domina la situación.

Señor, te ruego que me aclares los pensamientos, que levantes la cortina, que me destapes los oídos, ven a mi lado de la mesa de diálogo. El dolor aún seguirá presente, pero también tendré consuelo. Pido esto, Jesús, porque se me acaban las lágrimas. Y lágrimas es todo lo que puedo ofrecerte. Amado Jesús, concédeme valor.  John Tuft

*

Amigo amado, quiero que sepas que estoy a tu lado; no me he alejado ni por un segundo. He escuchado todas tus oraciones, inclusive las que no has tenido las fuerzas ni la fe de hacer. He visto todas tus lágrimas; conozco y entiendo todo lo que pasas.

Aunque probablemente te cueste ver las formas en que Yo y el consolador, el Espíritu Santo, te hemos ayudado y te hemos dado la gracia que te ha hecho falta, de verdad lo hemos hecho; créeme. ¿Acaso no has logrado soportar mucho, mucho más de lo que creíste posible, más de lo que imaginabas que podrías aguantar? Sé que no te sientes muy valiente ni fuerte, pero has sido mucho más valiente de lo que te das cuenta.

Muchas veces te parecía que no podías soportarlo un segundo más; sin embargo, milagrosamente seguiste adelante, soportándolo y superándolo con Mi gracia. No dejaste de aferrarte a Mí con fe y con todas tus fuerzas, incluso cuando te parecía que no te quedaban fuerzas. Y cuando deseas con toda el alma que el dolor cese y no logras llorar más, y sin embargo el dolor persiste, incluso entonces resistes, te esfuerzas al máximo por confiar en Mí. No dejas de acudir a Mí para que te ayude a pasar un día más, una noche más.

Sé que anhelas el día en que ya no tengas que soportarlo, cuando no sufras dolor. Ese día vendrá, amado, en el momento que me parezca ideal. Espéralo con ilusión, y deja que esa gran esperanza te dé ánimo. Eso fue lo que hice cuando sufrí pena y dolor insoportables. Como se expresa en la epístola a los Hebreos, fue por el gozo puesto delante de Mí que logré caminar por la senda del dolor y sufrir la cruz[1].

Ten la certeza, amado, que nunca estás solo. Soy tu compañía fiel. Eso no hará que el dolor desaparezca, pero oro para que haga que te resulte más fácil soportarlo. Si sirve de ayuda, piensa en Mí como tu compañero en el dolor, porque de verdad he estado en esa situación. Sé lo difícil que es.

Encaré la misma agonía de espíritu y las mismas tentaciones que enfrentas. Oré que fuera de otra forma, que Mi destino y misión en la vida se lograran de distinta manera. Me costó muchísimo y clamé desde el fondo de Mi corazón: «Si es posible, pase de Mí esta copa». Sin embargo, Él te amaba tanto a ti y a todo el mundo que tuvo que darme la espalda temporalmente[2].

Aunque el dolor, la muerte y el infierno parecían ganarme la batalla, al final, Mi Padre y Yo jugamos nuestra carta de triunfo, y por Su gracia, ¡Mi misión se cumplió y se ganó la victoria! Ese día también llegará para ti, amado. Y también serás libre y saldrás victorioso. Sé que parece que toma una eternidad. También a Mí me pareció así. Sin embargo, llegará en el momento preciso, te lo aseguro. Así pues, cuando falle todo lo demás, y tratar de concentrarte en lo que te rodea no sirva de ayuda, esfuérzate por pensar en Mí y espera con ilusión la alegría que vendrá.

Mientras tanto, entra en Mi reposo. Ven a Mí y te daré descanso. Sé que te sientes débil y como si no tuvieras suficiente fe. No te preocupes. No tienes que esforzarte por tener fe, pues veo tu corazón. Sé que crees. Limítate a acudir a Mí con las fuerzas que tengas, y Yo haré el resto. Cierra los ojos y oídos a todo lo que te rodea, y deja que te susurre al corazón Mis palabras de consuelo y amor. Cuando te parezca que ni siquiera tienes fuerzas para hablar conmigo, solo piensa en Mí y ten la certeza de que pienso en ti.

Todo por lo que pasé en la tierra, lo pasé por ti. Di la vida por ti. Te amo, y jamás me apartaré de tu lado.  Jesús, hablando en profecía

*

La tristeza es un fruto; Dios no permite que crezca en una rama demasiado débil como para que no la pueda sostener.  Víctor Hugo

Cuando gritamos: «No lo soporto más», Jesús está presente y dice: «Lo sé. Me importa. Yo lo soporté, tú puedes hacerlo».  Anónimo

Quédate conmigo; llega con celeridad el manto de la noche; la oscuridad se vuelve más profunda; Señor, quédate conmigo. Cuando otros ayudantes me fallan y se esfuman las comodidades, Tú que ayudas al indefenso, quédate conmigo.  Henry Lyte

Puede parecer que la tempestad de las circunstancias amenaza mi alma, pero Jesús está todavía a bordo conmigo, y el eco de Su orden: «¡Calla, enmudece!» puede no solo calmar la tormenta que me rodea, sino también el desasosiego de mi corazón.  Anónimo

Publicado por primera vez en junio de 2011. Publicado de nuevo en junio de 2015.


[1] Hebreos 12:2.

[2] Mateo 26:39.

 

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