Cosmovisión cristiana para el siglo XXI

enero 6, 2015

Recopilación

La cosmovisión cristiana no se limita a una expresión de fe individual, no es solo una teoría. Es una manera de vivir que todo lo abarca, aplicable a todas las esferas de la vida.

James Orr, en The Christian View of God and the World, sostiene que hay una manera cristiana de ver las cosas, una manera que por sí sola tiene carácter, coherencia y unidad, y que presenta un marcado contraste con teorías contrarias y especulaciones. Una cosmovisión cristiana tiene la impronta de la razón y la realidad; también puede resistir la prueba de la historia y la experiencia. Una visión cristiana del mundo no puede violarse, aceptarse o rechazarse poco a poco, sino que se sostiene o cae íntegramente. Un enfoque integral como ese ofrece estabilidad de pensamiento, unidad de percepción global que guarda relación no solo con el ámbito religioso sino también con todo el pensamiento. Una cosmovisión cristiana no se construye sobre dos clases de verdad (religiosa y filosófica o científica) sino en un principio universal y un sistema global que conforma la religión, las ciencias naturales y sociales, el derecho, la historia, asistencia médica, las artes, las humanidades y todas las disciplinas de estudio con aplicación en toda la vida.

Los seguidores de Jesús deben articular una cosmovisión cristiana para el siglo veintiuno, con todos los desafíos y cambios complementarios, y hacer ver que un pensamiento cristiano así es aplicable a todos los aspectos de la vida.

Una cosmovisión cristiana se convierte en una fuerza motriz en la vida, nos da una noción del plan de Dios y un propósito para este mundo. Nuestra identidad la forma esa cosmovisión. Ya no nos vemos como pecadores distanciados. Una cosmovisión cristiana no es un escapismo, sino una motivación energizante para pensar y vivir de manera piadosa y fiel aquí y ahora. Además, nos da confianza y esperanza para el futuro. En medio de los retos y luchas de la vida, una cosmovisión cristiana contribuye a estabilizar la vida, anclándonos a la firmeza y fidelidad de Dios.  David Dockery

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Todos caeremos en el olvido. Nada que hagamos marcará una diferencia. Y todas las buenas obras, hasta las mejores, quedarán en nada, a menos que Dios exista. Si existe el Dios de la Biblia y hay una realidad auténtica detrás y más allá de esta, si esta no es la única vida, entonces toda buena empresa —incluso la más sencilla— que se persiga en respuesta al llamado de Dios, puede tener una importancia eterna.  Timothy Keller

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El cristianismo bíblico… ofrece las dos condiciones necesarias para una vida con sentido, valor y propósito: Dios y la inmortalidad. Debido a esto, podemos vivir coherente y felizmente en el marco de nuestra cosmovisión. Por consiguiente, el cristianismo bíblico tiene éxito precisamente donde el ateísmo fracasa… Por lo tanto, si Dios existe o no, tiene una influencia decisiva.  William Lane Craig

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Separados de una mentalidad cristiana, o bien nos llevarán cautivos miles de cosmovisiones que combaten entre sí para llamar nuestra atención, o fracasaremos en hacer que la voz cristiana se escuche y se le preste atención por encima del barullo.  James Emery White

 

Respuesta cristiana

El clima cultural, social, intelectual, secular y moral, sumado al aumento generalizado del cuestionamiento, escepticismo y rechazo de los criterios y valores que durante años constituyeron lo aceptado, ha generado un cambio fundamental en los valores, ética, perspectiva del mundo, relación con la autoridad y trato con los demás de gran parte de la población. Para muchos es más difícil saber en quién confiar. Hay personas que se ven atraídas al mensaje del Evangelio debido a las condiciones del mundo y la sociedad, pero para otros, ese mismo clima hace que les resulte mucho más difícil identificarse con el Evangelio, aún más difícil creerlo o aceptarlo.

Esto genera un buen número de retos para aquellos de nosotros que estamos consagrados a la difusión del Evangelio, entre ellos el reto no menor de difundir el mensaje de un hombre que vivió, murió y resucitó hace 2000 años, y de afirmar al mismo tiempo que ese mensaje es el más importante que habrá de recibir la persona en su vida. Por consiguiente, es de vital importancia que el cristiano con vocación misionera encuentre métodos nuevos y creativos para expresar y entregar el mensaje imperecedero del amor de Dios de una manera que capte la atención de los habitantes del mundo de la actualidad. De más está decir que los cristianos de otras épocas también tuvieron sus retos, pero el nuestro es el reto del mundo actual.

Tenemos que resolver el dilema de presentar a Jesús de una forma que encuentre eco en las personas con las que nos relacionemos. Sobre todo teniendo en cuenta que, por lo menos en la sociedad occidental, muchos de los no cristianos abrazan valores que hacen que el cristianismo parezca irrelevante para su vida y perspectiva del mundo. Da la impresión de que resulta más fácil transmitir el Evangelio en algunas regiones del mundo en las que el cristianismo va en aumento, porque la gente de tales lugares se inclina más a creer en asuntos espirituales, sobre todo si vive en países donde hay mayor evidencia de los poderes espirituales, generalmente a través del accionar de espíritus malignos. En muchos países considerados sofisticados, suele ser más difícil sacar a colación el tema de Dios, y ni hablar de Jesús, pues el secularismo, materialismo e intelectualismo se han difundido ampliamente y han reemplazado a la fe en Dios, haciéndolo irrelevante para su sistema de creencias. Claro está que los cristianos que viven en países donde no hay un legado o cultura cristianos, como las naciones del Lejano y el Medio Oriente, enfrentan otros retos para conseguir que el mensaje sea relevante para tales lugares.

Por ser cristianos tenemos la tarea de difundir al mundo de la actualidad las buenas nuevas, el Evangelio, el mensaje del amor y la salvación de Dios. Para poder hacerlo de una manera con la que se puedan identificar las personas, es importante que comprendamos los cambios de fondo que ha experimentado la sociedad, los cuales han tenido un efecto en la perspectiva que tienen muchos del mundo, en sus valores y en su percepción del cristianismo. Si reconocemos lo profundos que han sido tales cambios y los temores, inseguridades y escepticismo que los acompañan, estaremos mejor capacitados para transmitir el mensaje de una forma relevante para las personas a las que tenemos la misión de dirigirnos.

Sabemos que el Evangelio es un mensaje para la actualidad, pero encontrar la forma de transmitir el mensaje a quienes no se han visto atraídos al mismo, o que, por la razón que sea, le han tomado antipatía, representa un reto cada vez mayor. El mundo moderno ha cambiado de una manera impresionante y con suma rapidez durante los últimos treinta años, y la tendencia no ha cambiado. El secularismo ha calado profundamente en los círculos de pensamiento e influencia con valores que fomentan el interés en uno mismo y el materialismo, así como otros valores que son incompatibles con el cristianismo y los valores tradicionales y que en última instancia los van corrompiendo.

Uno de los retos del cristiano de la actualidad es vivir de una manera que permita que el Espíritu Santo se vea reflejado en nosotros a fin de que las personas se vean atraídas e intrigadas por la luz que ven en nosotros. Luego, al acercarse al calor de esa luz, se conectarán con la Luz del mundo, y Él les dará la luz de la vida.  Peter Amsterdam

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Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida solo el propio yo y sus antojos. Nosotros, en cambio, tenemos otra medida: el Hijo de Dios, el hombre verdadero. Él es la medida del verdadero humanismo. No es «adulta» una fe que sigue las olas de la moda y la última novedad; adulta y madura es una fe profundamente arraigada en la amistad con Cristo. Esta amistad nos abre a todo lo que es bueno y nos da el criterio para discernir entre lo verdadero y lo falso, entre el engaño y la verdad.  Papa Benedicto XVI

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Hay muchas similitudes entre los casos de homicidio y exponer argumentos a favor de la cosmovisión cristiana. Soy cristiano, y como tal, no acepto las afirmaciones de que el cristianismo es un acto de fe ciega. En cambio, he puesto mi fe en algo razonable y que puede evaluarse según las pruebas. Muy parecido a lo que hace un jurado en un caso de homicidio, tengo la capacidad de examinar de principio a fin las pruebas circunstanciales. El caso es detallado y acumulativo. Hay MUCHOS elementos de prueba que deben tenerse en cuenta y que no pueden considerarse aisladamente unos de otros. Exponer argumentos convincentes a favor de la cosmovisión cristiana proviene de la profundidad de las pruebas acumuladas.  J. Warner Wallace

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Pensar cristianamente es que los que profesan la fe de Cristo piensen en todo de un modo cristiano y coherente, de manera que el pensamiento esté formado, dirigido y restringido por la verdad de la Palabra y el Espíritu de Dios.  Os Guinness

Publicado en Áncora en enero de 2015.

 

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