La transformación

octubre 23, 2014

Compilación

Nosotros todos, mirando con el rostro descubierto y reflejando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en Su misma imagen.  2 Corintios 3:18[1]

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Al abrir nuestra vida a Dios en Cristo, nos volvemos nuevas criaturas. Tal experiencia, que Jesús calificó de nuevo nacimiento, es esencial para ser inconformistas transformados […]. Las fuerzas para combatir enérgicamente los males del mundo con un espíritu humilde y amoroso solo se adquieren mediante una transformación espiritual interior.  Martin Luther King, Jr.

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Esa vida nueva es un regalo que Dios nos hace mediante una milagrosa transformación de nuestra vida cuando aceptamos Su verdad en el amor de Su Hijo Jesús, por obra de Su Espíritu. Lo único que tenemos que hacer nosotros es aceptar a Jesús. Esa vida nueva se obtiene solo por gracia, jamás por obras, ni con sesiones de confesión, ni combatiendo en la carne contra nuestros pecados. «Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe»[2]. Si Dios no puede salvarnos, ¡nadie puede!

Jesús lo llamó «nacer de nuevo» de Su Espíritu[3], y Pablo lo denominó nuevo nacimiento, en el que «las cosas viejas pasaron, y todas son hechas nuevas»[4]. A menudo la transformación y hasta el cambio de personalidad son tan notables que la Palabra de Dios asemeja el hecho a la muerte y sepelio de lo viejo y a la resurrección de lo nuevo para gozar de una existencia y forma de vida completamente nuevas. «Todos los que hemos sido bautizados (espiritualmente) en Cristo […] somos sepultados con Él para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos […] también nosotros andemos en vida nueva»[5]David Brandt Berg

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Para cumplir el supremo llamamiento que nos ha hecho Dios al crearnos y redimirnos, debemos contar con la adecuada madera o personalidad interna. Debemos asumir quiénes somos realmente, por dentro y por fuera. Porque uno obra según lo que es. Así que necesitamos convertirnos en la clase de personas que rutinaria y fácilmente andan en la bondad y el poder de Jesús, nuestro Maestro. Para eso hace falta pasar por un proceso de formación espiritual; de hecho, de transformación. En los cristianos, dicha formación espiritual viene impulsada por el Espíritu, y lo que hace es moldear el universo interior del individuo —nuestra faceta espiritual— con el fin de que se parezca al ser interior del propio Cristo. En la medida en que sea exitosa esa transformación espiritual para que nos asemejemos interiormente a Cristo, nuestra vida exterior se convierte en una expresión o consecuencia natural de Su personalidad y enseñanzas. Las obras vienen por sí solas.  Dallas Willard

 

Revestirse de la nueva naturaleza

Se han revestido de la nueva naturaleza, la naturaleza del nuevo hombre, que se va renovando a imagen del que lo creó hasta el pleno conocimiento.  Colosenses 3:10[6]

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Puede resultar muy impresionante y descorazonador encontrarte espiritualmente al pie de una montaña y alzar la mirada hacia lo que el Señor te ha pedido, sabiendo que el ascenso hasta la cumbre va a ser arduo y requerirá sacrificios, que tendrás que asumir riesgos y renunciar a mucho, como a tu orgullo y a tu manera particular de hacer las cosas. También hace falta sinceridad y confesión. Es precisa mucha fuerza de voluntad, y es difícil luchar sin cejar por andar en Su vida nueva, por deshacerte de malas costumbres y casi obligarte a actuar con humildad. Me atrevería a decir que cuando pones la vista en lo que el Señor te ha pedido o te ha señalado, la mayoría de las veces te parece que no eres capaz de hacerlo.

A lo mejor te has debilitado porque te has dejado influir por el mundo o has transigido, y no sabes si tienes la fuerza o la voluntad para efectuar los cambios duraderos que sabes que son necesarios para que tu vida sea conforme a la imagen de Cristo[7]. Es posible que espiritualmente seas perezoso y no sientas deseos de despabilarte. Quizás estás hundido en la condenación y en los recuerdos de todas las veces que procuraste superar alguna debilidad, y estás desanimado porque sigues teniendo los mismos defectos, tal vez en menor medida, pero todavía los tienes. A lo mejor te parece que si eliminas las influencias malsanas llevarás una vida demasiado restringida, y no ves cómo podrías ser feliz de esa manera. Es posible que el Enemigo intente convencerte de que en realidad no son cosas que necesites tratar de superar, pues simplemente forman parte de tu manera de ser y tu individualidad.

No te quepa duda de que el Enemigo hará todo lo que pueda para evitar que emprendas la marcha y empieces a escalar la montaña del progreso espiritual. Probará todas las tretas habidas y por haber. Tratará de convencerte de que los cambios que te exige el Señor son muy difíciles y no contribuirán a tu felicidad, con lo que acabarás derrotado. Si consigue que te resignes a tu suerte, que pierdas las esperanzas o que te des por vencido antes de empezar siquiera, ya te ha ganado. ¡No se lo permitas! Toma la decisión de darle al Señor una oportunidad poniendo todo de tu parte, y verás cómo obra Él en tu vida milagros que para ti eran imposibles.  María Fontaine

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El afecto por la Palabra de Dios tiene como efecto una vida transformada.  Ed Cole

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El mismo Jesús que convirtió el agua en vino puede transformar tu hogar, tu vida, tu familia y tu futuro. Todavía se dedica a hacer milagros. Lo Suyo es obrar transformaciones.  Adrian Rogers

 

Renovados y transformados

No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.  Romanos 12:2[8]

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Renovar nuestro entendimiento es un poco como renovar el acabado de un mueble. Hace falta quitar lo viejo y sustituirlo por lo nuevo. Lo viejo son las mentiras que has aprendido a decir o que te enseñaron los que te rodeaban; son las actitudes e ideas que se han convertido en parte de tus pensamientos, pero que no reflejan la realidad. Lo nuevo es la verdad. Renovar nuestra mentalidad es someternos al proceso de dejar que Dios saque a la superficie las patrañas que por error hemos aceptado y las reemplace con la verdad. En la medida en que hagamos eso, nuestra conducta se transformará.  Charles Stanley

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[La transformación] rara vez se produce de la noche a la mañana. Requiere preparación, pruebas y tiempo. No hay atajos. Cuando oímos hablar de personas que se libraron dramáticamente de su adicción a las drogas o al alcohol, puede que nos digamos: «¿Cómo es que Dios no hace lo mismo por mí? ¿Por qué tengo que luchar tanto contra la gula, la lujuria, las preocupaciones y el temor, o por qué soy incapaz de refrenar mi lengua?»

Aunque de vez en cuando Dios nos concede una victoria instantánea, por lo general nos hace pasar por un proceso que requiere obediencia, fe, disciplina y tiempo. Dios está comprometido a conquistar corazones, a contribuir al desarrollo emocional y personal de su pueblo.  Nancy Leigh DeMoss

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Cualquiera puede cambiar. La transformación que deseas que se opere en tu vida es posible. Lo que tú pienses no tiene nada que ver. No importa cómo hayas sido a lo largo de los años ni cuánto tiempo lleves comportándote como lo haces hoy. Da igual que eso que te esfuerzas por cambiar en tu vida forme parte de tu personalidad, de tu manera de ser, o que consideres que es innato o inalterable. Aunque te parezca que no puedes cambiar, debes creer que sí puedes, porque Yo te prometo que es así.

Para que Yo comience a obrar en tu vida, es preciso que des un primer paso de fe, de creer, aunque esa fe sea más pequeña que un grano de mostaza. Se trata de una obra para la que necesito tu ayuda. Me hace falta tu plena cooperación. Solo así  se cristalizará. El cumplimiento de todos los cambios que deseas no vendrá de la noche a la mañana.

Para que se produzca esa obra en tu vida, debes tener fe. También necesitas un corazón dispuesto, dispuesto a hacer lo que Yo te pido, a cumplir con la parte que te corresponde, con lo que haga falta para que ese cambio se haga realidad en tu vida. Si Yo creé el mundo y todo ser vivo que ves, ¿no te das cuenta de que para Mí es poca cosa transformar un corazón y una vida y convertirlos en algo mejor?

Has observado los ciclos de la naturaleza, cómo la oruga se encierra en un capullo para salir convertida en una espléndida mariposa, enteramente transformada, una criatura muy distinta. Sin embargo, te miras a ti y como no has experimentado un cambio tan drástico en tu vida y sería contrario a tu naturaleza, te preguntas si de verdad será posible. Si Yo puedo obrar esa transformación en una de Mis criaturas más pequeñas, ¿no te parece eso prueba de que Mi poder es ilimitado y de que puedo hacer lo mismo por ti? Si accedes a hacer tu parte —del mismo modo que la oruga debe fabricar el capullo—, Mi Espíritu obrará en ti y hará lo que tú no eres capaz de hacer.

Si crees, todo es posible. Da igual cuánto tiempo lleves actuando de determinada manera, da igual que tus fallos te parezcan imperdonables. Da igual cómo te sientas y lo que pienses de ti, porque Yo soy capaz de hacer lo que sea. Es posible porque para Mí todo es posible, aun lo que te puede parecer imposible. Si crees, todo es posible.  Mensaje de Jesús recibido en profecía

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Es intangible e invisible. Sin embargo, Su obra es más poderosa que el más feroz de los vientos. El Espíritu pone orden donde hay caos y saca belleza de la fealdad. Puede transformar a un hombre marcado por el pecado en un dechado de virtudes. El Espíritu cambia a las personas. El Autor de la vida es también el Transformador de la vida.  R. C. Sproul

Publicado en Áncora en octubre de 2014. Traducción: Jorge Solá y Antonia López.


[1] RVR 95.

[2] Efesios 2:8,9.

[3] Juan 3:3.

[4] 2 Corintios 5:17.

[5] Gálatas 3:27; Romanos 6:4.

[6] RVC.

[7] Romanos 8:29.

[8] RVR 95.

 

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