septiembre 11, 2014
Como el Padre me envió, también Yo los envío. Los envío a un mundo de padecimiento, pérdidas, dolor, sufrimiento, desconsuelo, soledad, necesidad y anhelo, de modo que puedan dar a este mundo perdido lo que les he dado a ustedes. Derramen Mi amor, compasión y comprensión a quienes tanto lo necesitan.
Denme la oportunidad de amar y ayudar a otros por intermedio de ustedes. Estén donde estén y sea cual sea su situación, hay personas a su alrededor que necesitan lo que tienen ustedes. Algunas lo aceptarán y otras no. Habrá incluso quienes los critiquen y reprochen por su testimonio. Pero tanto si lo aceptan como si lo rechazan, ustedes habrán sido Mis mensajeros y cumplido su parte.
Por lo que más quieran, no los dejen esperando más de la cuenta. Entréguenles el amor, la vida y la esperanza que tengo para ellos. No solo quiero darles la vida eterna, sino vida más abundante ahora; que experimenten más amor, paz, contentamiento, comprensión y realización. Quiero transformar su vida tanto aquí en la Tierra como en el más allá.
Denles la oportunidad de recibir todo lo que quiero darles. Aunque no me reciban a Mí ni Mi mensaje transmitido por intermedio de ustedes, Mi Palabra nunca vuelve vacía[1]. Su testimonio nunca cae en saco roto; siempre tiene efecto.
Sus palabras de amistad y desvelo demuestran Mi amor y desvelo por ellos, dejan claro que quiero ser amigo de ellos para siempre. A los que tienen pocos amigos fieles, eso les llena un gran vacío. La compasión y comprensión que les manifiestan ustedes los conmueve. Sus alabanzas y su gratitud son como una luz en medio de las tinieblas del mundo. Ellos desearán con toda el alma la paz, confianza y certeza de esperanza que ustedes manifiestan en medio de las tormentas de la vida. El amor sincero que ven en ustedes, es tan grato como sentarse ante una cálida fogata en una noche de invierno.
Al experimentar todo ello, muchos querrán recibirme y probarme también a Mí, y eso será una gran victoria. Pero aunque no llegaran tan lejos, les habrá afectado de algún modo y todo eso obrará en su interior y hará que haya un cambio en su vida. A medida que ellos cambien, incluso de forma inconsciente en algunos casos, quienes los rodeentambién cambiarán, porque nadie es una isla. Todos tienen influencia, y cuando uno influye en otro para bien, esa persona a su vez influye en otras para bien, y así, la reacción en cadena de Mi amor seguirá extendiéndose a partir de la testificación inicial.
Algunos se endurecerán y rechazarán el mensaje; e incluso en ese caso, el testimonio no se perderá. Yo también obro en el alma de esas personas de la misma manera en que lo hice a lo largo de la Historia en el corazón de Pablo y de otros que no me aceptaron de inmediato pero a la larga llegaron a creer en Mí.
¡Y cuánto me alegro por los que me reciben!, ya sea en el momento en que les dan Mi mensaje o después. Me han abierto la puerta de su corazón y podemos tener comunión. Me regocijaré, porque hijos Míos que estaban perdidos habrán aparecido y serán Míos para siempre. Entonces Mi Espíritu obrará en ellos y los ayudará a transformarse y convertirse en las nuevas criaturas que prometí[2].
Así pues, jamás subestimen el poder de un testimonio. Quienes los rodean me necesitan a Mí y todo lo que ofrezco, ¡y también Mis regalos que no se agotan!
Casi todos han oído hablar de Dios, o de que hay vida después de la muerte. Pero les sorprenderá lo escasas que son las personas que están convencidas de que es verdad. Y a menudo las que no lo saben sufren terriblemente en este mundo incierto.
Piensen en cada dificultad que los llevó a aferrarse a Mí, en cada desilusión que estuvo a punto de derrotarlos, cada renuncia que les costó, cada tarea difícil que realizaron con esfuerzo. Deténganse a pensar en los momentos de dificultad de su vida. Y que las personas que no me conocen también experimentan todo eso, pero sin la seguridad de que las ayudaré, ni la motivación consoladora de que al final todo se resolverá, ni ninguna promesa de que se las compensará por los sacrificios que hicieron.
Los perdidos sufren con cada golpe de la vida, a menudo con poco consuelo. Por mucho que alguien se comporte para dar a entender que no me necesita, nadie se libra de las pruebas de la vida. Nadie escapa a tener que hacer cosas que detesta, o a lidiar con la muerte y con la pérdida de seres queridos, o a padecer enfermedad, penas y desilusiones. Y sin Mí, sin entender en qué consiste Mi plan, es posible que a menudo lleguen a la conclusión de que esas pruebas y dificultades son su destino cruel en un mundo cruel.
Hay tantos en el mundo que andan deprimidos y solos. Muchas personas hasta mueren prematuramente de enfermedades que podrían vencer si tuvieran voluntad de vivir. Sin visión, el pueblo perece. Y solo Yo puedo ayudarles a dar sentido a la vida. Soy el gran factor capaz de rescatar en medio de lo que parecen las contradicciones de la existencia humana.
De modo que cuando vean a alguien que parezca estar de lo más bien sin Mí, y eso haga que se sientan cohibidos o vacilen en ofrecerle la salvación —o tal vez ya sea salvo pero le quedan preguntas sin responder—, recuerden que si bien quizás no parece evidente que me necesita, es tan humano como ustedes y ha sufrido, sufre o seguirá sufriendo muchas dificultades en la vida. Sin Mí y sin Mis respuestas, cada dificultad puede hacer que se sienta aún más perdido, que se sienta más desconsolado y, dependiendo de las decisiones que tome, quizás más amargado, deprimido y desesperado.
Cuando se encuentren con alguien que me necesita, tendrán la oportunidad de ofrecerle las respuestas que darán sentido a lo que le ha ocurrido, que le dará esperanza para el futuro y la oportunidad de hacerse acreedor a la promesa de que todo puede empezar a redundar en su bien, como con ustedes. Todo el mundo necesita eso. Todo el mundo necesita que le expliquen las dificultades de la vida, porque por muy bien que aparente estar, nadie es completo sin ayuda. Todos sufren, todos padecen y todos se preguntan por qué.
Si de verdad se dan cuenta de lo invalorable que es el sacrificio que hice por ustedes y del impacto transformador que puede llegar a tener en la vida de las personas el regalo que ofrezco, se sienten motivados a compartirlo con otras personas.
No importa si sienten amor por la persona a quien testifican. Si tienen fe en Mi Palabra y me aman a Mí, saben que al dar a conocer las buenas nuevas con un esfuerzo relativamente pequeño podrán transformar por completo el mundo de esa persona.
El amor se demuestra, ante todo, con actos. No permitan que el concepto de «amor por los perdidos» los desanime si es que no experimentan grandes sentimientos. Si están dispuestos a entrar en contacto con quienes me necesitan, y hacen la parte que les toca a fin de satisfacer la necesidad de ellos de amistad y soluciones, entonces tienen amor por los perdidos, porque los aman lo suficiente como para moverse y hacer algo al respecto. Los aman lo suficiente como para dejar atrás el orgullo y el terreno conocido a fin de hacerles llegar Mi regalo de la salvación y Mi amor. A Mis ojos, eso es auténtico amor.
Artículos publicados por primera vez en mayo de 2009 y noviembre de 2007. Texto adaptado y publicado de nuevo en septiembre de 2014. Leído por Miguel Newheart. Traducción: Patricia Zapata N. y Antonia López.
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